Diario del Huila

“Vivo una incertidumbre que me consume”: el clamor de la madre de Kelly Plazas, quién cumplió 20 meses de desaparecida

Nov 14, 2025

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La madre de Kelly Plazas clama por la entrega del cuerpo de su hija. Dice que ya no puede seguir cargando con el dolor de no saber dónde está para darle cristiana sepultura. Han pasado 20 meses desde su desaparición, sin que se haya declarado un responsable ni se haya hallado el cuerpo.

Por: Niyireth Cruz García

¿Qué ha pasado con el proceso judicial?

La investigación por la desaparición de Kelly Johanna Plazas Maná, reportada el 1 de marzo de 2024, permanece abierta y en etapa de juicio oral. La denuncia inicial y la búsqueda pública motivaron, además, recompensas ofrecidas por autoridades locales para quien aporte información sobre su paradero. 

En junio de 2024 las autoridades capturaron a Fidel Borrero Solano, exesposo de la víctima, como uno de los principales sindicados en la investigación; posteriormente, en agosto de 2024 fue capturado Alexis Sotelo Salas, señalado por testigos como uno de los hombres que acompañó a Kelly el día en que desapareció. Ambos hechos marcaron giros relevantes en la investigación y en la imputación de cargos por desaparición forzada.

Durante 2024 y 2025 la Fiscalía ha ido incorporando pruebas a la investigación: reconocimientos fotográficos de testigos, peritajes telefónicos y extracción de datos de teléfonos móviles que, según los reportes, sirven para reconstruir movimientos y contactos previos a la desaparición. Pese a ello, el cuerpo de Kelly no ha sido localizado y no existe hasta la fecha una sentencia definitiva contra los procesados; las audiencias y diligencias, continúan. 

La familia y colectivos sociales mantienen la exigencia de celeridad y verdad; han pedido, además, medidas de seguridad durante el proceso y la garantía de que las investigaciones no se dilaten, dada la gravedad del hecho y el impacto en las hijas y allegados de la víctima.

En el desarrollo de una de las audiencias realizadas por la desaparición forzada de la agente inmobiliaria Kelly Johanna Plazas Maná, ocurrida el 1 de marzo de 2024, nuevas piezas se sumaron al rompecabezas judicial que busca esclarecer su paradero. Durante la audiencia realizada en la sala 408 del Palacio de Justicia de Neiva, uno de los cuatro testigos citados reconoció en un álbum fotográfico a uno de los hombres que habría acompañado a Kelly durante una visita a un predio en la zona de Riverita, lugar que la Fiscalía considera clave dentro de la investigación.

Este reconocimiento visual se suma a una serie de detalles aportados por los comparecientes, quienes relataron episodios de amenazas, agresiones y aspectos críticos de la relación entre Kelly y su exesposo, Fidel Borrero Solano, actualmente detenido y señalado como principal sospechoso.

La diligencia judicial, que se extendió por varias horas, reunió testimonios que describen tanto los últimos días de Kelly como las dinámicas personales y laborales que la rodeaban. Mientras uno de los acusados renunció a permanecer de forma presencial en la audiencia, otros procesados, entre ellos Borrero Solano y Rafael Antonio Puentes Ortega, asistieron a la jornada en la que los testigos Nelson Mauricio Valderrama, Jorge Ernesto Mosquera Tovar, Deicy Garzón Artunduaga y Doris Liliana Carreño Mesa entregaron versiones que aportan nuevos elementos a la investigación. Entre ellos, se destacan las tensiones en la relación con su exesposo, el rol de su trabajo como agente inmobiliaria y la presencia de terceros que acompañaron a Kelly en sus últimas actividades laborales.

Este jueves se llevó a cabo una audiencia que continuará hoy viernes por parte del juzgado segundo, para dar continuidad con el proceso judicial. 

Plantón exigiendo justicia por Kelly Plazas

 

 “Vivo una incertidumbre que me consume”: el clamor de la madre de Kelly Plazas

En medio una tercera jornada de plantón frente al Palacio de Justicia de Neiva, María Elena Maná, madre de Kelly Johanna Plazas, relató entre lágrimas quién era su hija y el profundo vacío que ha dejado su desaparición. La describió como una mujer “colaboradora, espontánea y dedicada”, una madre entregada a sus tres hijas, una profesional comprometida y un ser humano “que no se prendía de nada” y que siempre irradiaba alegría.

Kelly dejó tres niñas: una vive en Estados Unidos y dos permanecen bajo el cuidado de la familia materna. “Quedaron solas, sin mamá y sin papá, porque el artífice de esta masacre fue Fidel Borrero Solano, el papá de las niñas”, aseguró María Elena, quien recordó que, aunque su hija se había separado de él hacía cinco años, las amenazas y el acoso no cesaron. “Él era maltratador, físico y verbal. Ella declaró ante la Fiscalía que él la pensaba matar. Ella lo denunció, y aun así han pasado 20 meses y no sabemos nada”.

La madre también recordó que, tras la desaparición, la Gobernación del Huila ofreció una recompensa de 20 millones de pesos, y la Alcaldía de Rivera, 5 millones más, incentivos que continúan vigentes para quien entregue información veraz sobre el paradero de su hija. Sin embargo, las respuestas siguen sin llegar. “Mi exigencia como madre es que mi hija aparezca. Necesito darle una sepultura digna para poder descansar. Pero esta incertidumbre, no saber dónde está, es lo más duro que he vivido”.

El impacto emocional también lo padecen sus nietas. “Hemos estado en psicólogos. Están muy afectadas”, contó, lamentando la falta de acompañamiento institucional. Aun así, insiste en participar en cada plantón convocado, aunque nunca imaginó tener que hacerlo: “Jamás pensé que yo, como madre, estaría un día en la calle exigiendo justicia por mi hija”.

María Elena Maná dejó un mensaje a las mujeres del país: “Por favor, no se queden calladas. Si las amenazan, denuncien. Lo que pasó con mi hija le puede pasar a cualquiera. No guardemos silencio”. Mencionó acompañada por otras mujeres frente al Palacio de Justicia, exigiendo que se haga justicia, pues la familia no solo sufre la pérdida de Kelly, sino también el desasosiego de no saber dónde está su cuerpo, ya no guardan esperanzas de que esté viva, solo desean que le entreguen el cuero para brindarle sepultura. 

María Ester Ardila, directora del colectivo Trenzadas Somos Más capítulo Huila y vicepresidenta del Consejo Comunitario de Mujeres de Neiva.  

La impunidad también nos mata”: Colectivos de mujeres exigen justicia

A las afueras del Palacio de Justicia de Neiva, mientras avanzaba la diligencia judicial por la desaparición de Kelly Johanna Plazas Maná, diversas personas se concentraron para acompañar a la familia y exigir celeridad en el proceso. Entre ellas estuvo María Ester Ardila, directora del colectivo Trenzadas Somos Más capítulo Huila y vicepresidenta del Consejo Comunitario de Mujeres de Neiva, quien alzó su voz para denunciar la lentitud del caso y la falta de respuestas después de 20 meses sin conocer el paradero de la agente inmobiliaria.

“Estamos aquí protestando y exigiendo justicia. No podemos quedarnos calladas. La desaparición de Kelly es un feminicidio y una desaparición forzada”, afirmó Ardila, al recordar que estas jornadas coinciden con el mes en el que se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Para ella, la inoperancia judicial profundiza el dolor de la familia: “La impunidad también nos mata. Necesitamos respuestas certeras que le permitan a la madre de Kelly saber la verdad, para darle una sepultura digna si es que ya no está con vida”.

Ardila, quien conoce desde hace años a la madre de Kelly, María Elena Maná, señaló que los colectivos han acompañado a la familia con apoyo psicosocial y asesoría jurídica. “No es fácil no saber nada de un ser querido. Hemos estado en plantones, en la Fiscalía, en varias audiencias. Hoy pedimos que esto no se dilate más, porque 20 meses sin respuestas es demasiado doloroso”.

La lideresa también envió un mensaje directo a las instituciones y a la ciudadanía. “A la justicia le pedimos que acelere los procesos. Y a la sociedad, que no sea indiferente. Como mujeres, madres, hermanas y amigas, esto nos duele. Debemos acompañar estas luchas, porque es responsabilidad de todas y todos evitar que estos hechos tan terribles se repitan”.

A la jornada asistieron familiares de Kelly, integrantes del colectivo Trenzadas Somos Más, el Consejo Comunitario de Mujeres de Neiva y amigos cercanos, quienes reiteraron su llamado a que el Estado garantice verdad, justicia y no repetición.

Los feminicidios se han normalizado 

Para Patricia Quintero, familiar de Kelly, la desaparición y la violencia que atraviesan miles de mujeres en el país revelan una sociedad que se ha acostumbrado al dolor ajeno. “Estoy asombrada de la indiferencia. Yo creo que Colombia se llenó de indiferencia; esto se normalizó”, afirma con preocupación. Su mensaje busca responder a quienes le preguntan por el caso de Kelly, pero, sobre todo, despertar conciencia: “Esperamos que alguien hable, porque estos delincuentes no trabajan solos. Alguien tiene que saber algo y ojalá se anime, se conmueva. No queremos que estas historias se sigan repitiendo”.

Patricia insiste en que la violencia se gesta desde los hogares, en dinámicas que se silencian y se encubren. “Hoy tenemos que enfocarnos más en la crianza de los hijos, porque de allí nacen estos terribles momentos de desgracia para las familias. Dentro de los hogares hay violencia, hay máscaras. Las familias muchas veces conocen el comportamiento de sus parientes y prefieren callar”, advierte. Recuerda que el responsable de lo ocurrido con Kelly fue una persona con antecedentes de violencia, capaz de maltratar incluso a sus propias hijas y privarlas de necesidades básicas. “Eso duele, eso quebranta. La familia tiene que ser solidaria. Si sé que un familiar está padeciendo violencia, debo tomar acciones.” Fue el llamado en medio de la desesperanza a la vez que después de 20 meses no ha pasado nada. 

Su reflexión también denuncia la apatía social frente a las convocatorias de apoyo: “Es triste ver que son pocos los que llegan y muchos los que son indiferentes”. Patricia defiende el poder del perdón, el diálogo y el amor como herramientas para romper ciclos de violencia. Sin embargo, es enfática en que no basta: el Estado debe asumir un rol más activo. “La justicia hace lo suyo, pero el Estado, la Secretaría de Gobierno, la Defensoría de la Mujer, todos deben impulsar talleres desde los colegios, en todos los espacios, porque esto se volvió inmanejable. Una violencia sin cuartel hacia la mujer”.

Con voz firme, concluye con un llamado urgente: “Estamos llegando a un canibalismo social. Personas con estudios, con vida social, están maquinando actos desastrosos. Son traumas que no se resolvieron en la niñez y hoy pagan personas que no tienen nada que ver. Hay que hablar, buscar ayuda, no avergonzarse. Esto no puede seguir así”.

Puede leer: Diario del Huila 14 de noviembre.

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