Este 18 de abril, millones de fieles católicos en Colombia y el mundo conmemoran el Viernes Santo, una de las fechas más solemnes del calendario litúrgico cristiano.
Esta jornada, enmarcada dentro de la Semana Santa, recuerda la Pasión y Muerte de Jesucristo en la cruz, un acto de entrega y sacrificio que representa el fundamento central de la fe católica: la redención de la humanidad.
A diferencia de otras celebraciones religiosas, el Viernes Santo no contempla la Eucaristía. En su lugar, los templos realizan una Liturgia de la Pasión del Señor, que incluye la lectura de los relatos evangélicos sobre la crucifixión, la adoración de la cruz y la comunión con hostias consagradas el día anterior (Jueves Santo).
Significado espiritual
Para los católicos, el Viernes Santo es una invitación a la reflexión, el arrepentimiento y la contemplación del sacrificio de Jesús, quien, según los evangelios, murió para redimir los pecados del mundo. Es también una jornada de ayuno y abstinencia, especialmente en lo relacionado con el consumo de carne, en señal de penitencia.
El Papa Francisco ha insistido en que este día no debe verse como una derrota, sino como la expresión más profunda del amor de Dios hacia la humanidad. “La cruz no es el final, sino el paso hacia la vida nueva que celebramos en la Resurrección”, ha afirmado en años anteriores.
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Costumbres populares
Entre las tradiciones más representativas del Viernes Santo están las procesiones del Santo Sepulcro, en las que se recorren las calles con imágenes de Cristo crucificado, la Virgen Dolorosa y otros símbolos de la Pasión. En muchas regiones de Colombia, como Popayán, Mompox y Tunja, estas procesiones son Patrimonio Cultural y congregan a miles de personas.
También es costumbre rezar el Vía Crucis, una devoción que contempla 14 estaciones que rememoran los momentos vividos por Jesús desde su condena hasta su sepultura. Muchas parroquias lo realizan al aire libre, y en algunas zonas rurales, se representan las escenas con dramatizaciones.
Por respeto a la solemnidad del día, los católicos suelen guardar silencio, evitar actividades festivas y dedicar el tiempo a la oración, lectura bíblica y meditación.
El Viernes Santo, más allá de su carga litúrgica, continúa siendo para millones de creyentes una jornada de recogimiento espiritual, memoria colectiva y esperanza, en espera de la Resurrección que se celebra con alegría el Domingo de Pascua.
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