El año 2025 será crucial para el Gobierno del presidente Gustavo Petro y para las principales fuerzas políticas de Colombia, en un contexto marcado por la polarización y el acercamiento de las elecciones legislativas y presidenciales de 2026. Mientras el oficialismo busca cimentar su proyecto ideológico y fortalecer su gestión administrativa para sentar las bases de una posible reelección, la oposición liderada por Álvaro Uribe intensifica sus críticas y busca alianzas para contrarrestar las reformas del gobierno.
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En medio de este escenario, el presidente Petro ha ordenado la ejecución del Presupuesto General de 2025 a pesar de una desfinanciación significativa, y ha programado rendiciones de cuentas regionales para demostrar avances en inversión y gasto público. Por su parte, la oposición ha aprovechado escándalos de corrupción, como el robo en la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres, para alimentar la confrontación política en el Congreso y fortalecer sus posiciones contra el oficialismo.
Además, nuevas alianzas políticas, como las exploradas por partidos como La U, Liberal y Alianza Verde, intentan ofrecer alternativas frente a la polarización, proponiendo candidatos únicos que puedan superar la división actual. En tanto, el petrismo enfrenta resistencias internas y externas, como la baja aprobación y críticas a su apuesta por la “paz total”, mientras busca avanzar en negociaciones con grupos armados y regionales.
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A nivel internacional, las tensiones con Estados Unidos, particularmente con el presidente Donald Trump, y las relaciones con países como Brasil y México, serán aspectos clave en la estrategia de Petro para fortalecer el papel de Colombia en el escenario global, en un año donde la política interna y externa estarán estrechamente vinculadas a las decisiones electorales.
