El expresidente Álvaro Uribe Vélez habló de la implementación de un nuevo Plan Colombia, orientado a contrarrestar los retos actuales en seguridad y narcotráfico que enfrenta el país.
En un mensaje publicado en su cuenta de X, Uribe destacó la necesidad urgente de retomar una estrategia de cooperación internacional que incluya a Israel, con el objetivo de fortalecer las capacidades del Estado en la lucha contra el crimen organizado.
El exmandatario criticó duramente las políticas de seguridad implementadas por los gobiernos de Juan Manuel Santos y Gustavo Petro, a quienes responsabilizó del fortalecimiento de grupos armados ilegales. Según Uribe, estos gobiernos desmantelaron los avances logrados durante sus dos periodos presidenciales (2002-2010), periodo en el que el Plan Colombia jugó un papel clave en la reducción de la violencia y el narcotráfico.
“A pesar de que Santos, Cepeda, las Farc, Cuba y Venezuela impidieron que tuviéramos la segunda fase del Plan Colombia, se empezó a negociar con Santos de ministros, se negoció con el presidente Bush, se firmó con el presidente Obama y tenía respaldo bipartidista. Santos, por atender las presiones de los terroristas representados por Cepeda, no dejó que el Congreso la aprobara”, afirmó Uribe.
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El expresidente también subrayó la importancia de la cooperación con Israel, considerando su experiencia en seguridad y tecnología militar, para diseñar una estrategia renovada que permita enfrentar la creciente inseguridad en Colombia. “Tuvimos el Plan Colombia, gran herencia del presidente Pastrana, que nos sirvió para que el país mejorara un poquito durante mi Gobierno. Se perdieron $14.000 millones que aportó EE. UU. en el Plan Colombia. Cepeda y las Farc, felices. ¿Cuándo va Santos a asumir su responsabilidad?”, agregó.
El Plan Colombia, implementado a finales de los años 90 bajo el gobierno de Andrés Pastrana y continuado durante la administración de Uribe, fue una iniciativa conjunta con Estados Unidos que destinó miles de millones de dólares para combatir el narcotráfico y los grupos armados ilegales. Aunque logró reducir significativamente la violencia en algunas regiones, también fue objeto de críticas por su impacto en las comunidades rurales y los derechos humanos.
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