Por: Yamid Sanabria
El lenguaje es un factor clave en el desarrollo de un departamento para prerservarlo, defenderlo y proyectarlo. Una gran parte del éxito de las sociedades en el mundo es el sentido de pertenencia de los ciudadanos frente a sus tradiciones, costumbres, territorios, mercados, instituciones, comunidades; en general frente a todos los elementos constitutivos; por supuesto ninguno perfecto, pero siempre pensado en la mejora continua y no alimentando un pesimismo colectivo.
Pero ¿Cómo construir un discurso regionalista en el Huila? Aunque no hay fórmula “mágica”, lo ideal es que no provenga exclusivamente de un gobierno, tal vez por ello “Huila un paraíso por descubrir”, entre otros; no lograron el impacto esperado, ya sea porque el gobernante siguiente tenga otro mensaje o la misma ciudadanía reproduzca un rechazo a los discursos emotivos que provengan de la institucionalidad, por el desgaste que genera el ejercicio político de gobierno.
La identidad es clave, por ejemplo, los cafeteros lo han apropiado en Quindio, Risaralda, Antioquia y Caldas, a pesar de que el Huila es el principal productor de café con un aporte del 19,08% a la cosecha nacional para el año 2024; aún así han construido un imaginario colectivo de arraigo a las fondas, jornaleos, dialecto, expresiones, entre otros; son “paisas” que aman su tierra montañosa en todos los escenarios. Estos departamentos han construido una conexión social para ser parte de un grupo que genera seguridad y bienestar.
Nuestro discurso debe empezar por valorar las tradiciones más allá de las festividades, es decir reconocernos como huilenses con orgullo en todo momento, para ello se debe involucrar a las comunidades con la creación de asociaciones dedicadas exclusivamente a promover la identidad regional; articular el sector productivo para formentar el comercio local y turismo cultural, bajo una línea trasversal de educación que promueva la investigación y programas formativos; acompañados de una estrategia comunicativa que difundan la narrativa construida en los medios; y una fuerte movilización social para que los temas trasciendan en la opinión pública.
Finalmente, apropiar un discurso regionalista nos tomará varias generaciones para crear un compromiso colaborativo de ciudadanos, grupos u organizaciones con lazos culturales sólidos. Nadie cuida lo que no ama, tal vez esa sea la génesis de nuestra falta solidaridad, envidias y un modelo de desarrollo aún en construcción.
