Diario del Huila

Un capricho

Abr 12, 2025

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Por: Amadeo González Triviño

Hace cincuenta años tuve un capricho. Quería plasmar en un periódico escolar parte de esas ideas que nos llamaban la atención sobre el pensamiento y el acontecer de los hechos que forman lo cotidiano de la existencia, y luego de tantos avatares, comprendimos que solo se necesitaban cuatro tablas para levantar una tarima y cantarle la verdad al pueblo, fue así como nació una publicación que por entonces denominamos: CUATROTABLAS, transformada y alimentada por el paso del tiempo en Revista, en Centro Cultural y en casa editorial de libros y publicaciones que hoy ocupan las estanterías de muchas bibliotecas y de grandes universidades colombianas y del otro lado del continente. Fueron los primeros pasos de lo que siempre denominamos una cultura sin fronteras, una cultura para todos, donde la cultura es un punto de encuentro para hombres y mujeres de palabra.

Este periódico escolar concitó como era de esperarse muchos interrogantes, especialmente en quienes por entonces eran profesores del Colegio Nacional Simón Bolívar, con los que abiertamente teníamos un enfrentamiento ideológico, sobre la forma y la visión de entender y comprender el mundo, el nuestro, era sin lugar a dudas, el de una filosofía de la existencia, una búsqueda incansable por aventurarnos a preguntar sobre el destino y su aproximación entre la vida y la muerte, hacia la eternidad. Nuestros escritos y nuestras lecturas y nuestras vivencias, sumadas a nuestro deseo por luchar contra lo establecido, era nuestro caballito de batalla. Aquellos profesores, especialmente Antonio Navarro Riveros, hoy lo recordamos, porque terminó siendo hasta el último día de su existencia en un lector consumado y defensor empecinado de nuestro trabajo cultural, especialmente de nuestros textos literarios.

No teníamos ganado nada, y por eso, nuestro capricho se empecinó de tal forma, que fue cobrando vida, se fue transformando en la necesidad de un quehacer cultural y luego de luchar solo contra todo lo instituido, gracias al apoyo de unos pocos comerciantes, se editó el primer ejemplar del periódico escolar CUATROTABLAS el día 15 de abril de 1975. Valga agradecer por siempre a los que, con pequeñas cuotas, pero con un gran interés se sumaron a mi proyecto, como cómplices de un sueño y de una osadía que se consideraba pasajera y propia de la locura de la juventud, pero que con el paso del tiempo se ha constituido en un gran proyecto cultural de todos nosotros. Fueron ellos José Antonio Rojas de “Almacén Standard”, Heriberto Sierra de “Almacén Herimar”, Almacén “La Granja” de Luis A. Plazas, José Joaquín Vargas Morales distribuidor de loterías, Marquetería “La Petaca”, Almacén Autosur Ltda., Jairo Trujillo con Almacén Nueva York, Rafael Monroy Cleves, Costi Abauat de Almacén Tapicha, Miguel Angel Manrique, Almacén Agrosur, la Cooperativa de Ahorro y Crédito San Miguel”, y la Cooperativa Integral de Trabajadores del Ministerio de Obras Públicas, donde se hizo el trabajo de impresión en un mimeógrafo que era manipulado por el señor Efraín Morales, el Almacenista de la seccional del Ministerio de Obras Públicas de Garzón.

Recuerdo tanto que los recursos con los que aportaron consideramos suficientes para comprar unas resmas de papel y pagar la impresión de unos folletos, luego de haber tomado personalmente la tarea de picarlos en el esténcil, y hasta entrada la media noche del día anterior, se dio forma y sentido a lo que hoy es un esfuerzo de una quimera que me acompaña y me embriaga en poesía, literatura y mucho amor por las letras: CUATROTABLAS, al cual se han sumado siempre Filomeno Hernández, José Emiro Garzón, Jorge Guebely, Eduardo Gómez Cerón, Elio Fabio Gutierrez, Manolo Gómez Mosquera, Jorge Buendia, Jorge González Villa, Milciades Arévalo, Carlos Fajardo, Marcos Fabían Herrera, William Ospina, Marco Vinicio Silva, Israel Guerrero y muchos más que siguen de cerca nuestro trabajo y nuestro proyecto.

No somos ajenos a la desidia y la ausencia de apoyo que por la cultura se vive en los actuales momentos en las entidades del Estado, desde la provincia que habitamos, y eso nos duele y nos compromete a seguir adelante, a buscar como siempre un lector que nos acompañe en la aventura de soñar.

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