Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
Con la presente columna, termino la temática planteada en las dos anteriores publicaciones que fueron difundidas ampliamente en el primer medio de comunicación del surcolombiano, El Diario del Huila, donde se esbozaron algunas experiencias y percepciones que visualicé durante el recorrido que desarrollé por el eje cafetero y que nos pueden servir de ejemplo para la toma de decisiones en la formulación de políticas públicas por parte de la gobernación del departamento y de los municipios huilenses, con el fin de aprovechar los diferentes atractivos turísticos que posee nuestro territorio.
Todos sabemos que estamos viviendo sobre una inmensa riqueza natural y cultural, que no lo hemos aprovechado suficientemente. Reconozco que la gobernación del departamento, desde cuatrienios anteriores y actualmente, han logrado impulsar algunas estrategias, ejecutando algunos programas y proyectos que han contribuido a fortalecer este importante renglón de la economía regional. Durante el recorrido que realicé con mi familia durante la semana de receso escolar, pude detectar los grandes avances que ha posicionado este sector terciario, a través del fortalecimiento de la infraestructura vial, hotelera y gastronómica, convirtiéndolo en un motor de desarrollo para la generación de riqueza y generación de ingresos para sus habitantes. En esta región, se ha aplicado la relación entre la Academia, Empresa y Estado, lo cual se constituye en la mayor fortaleza para dinamizar este importante motor de desarrollo para los departamentos que constituyen el eje cafetero.
Pude observar, que no existen presencia de organizaciones narcoterroristas, extorsiones, ni se presentan taponamientos en sus vías, porque todos los actores sociales, se han integrado y articulado con los organismos de seguridad para contrarrestar este flagelo que está afectando la dinámica productiva en otras regiones del país. Durante mi estadía, permanecí tres días en el municipio de Buga. El turismo religioso alrededor del Señor de los Milagros es impresionante. Diariamente la basílica es visitada por miles de turistas procedentes de todo el país y de algunos países del mundo. En materia de hotelera y de gastronomía, hay para todos los gustos y precios. El comercio es muy variado, a través de las ventas de artículos religiosos asociados con el Santo Patrono de este municipio. Casi todos los hoteles tienen servicios de parqueaderos, aunque algunos aceptan mascotas, otros si lo permiten, cobrando una tarifa baja para que se alojen junto a sus amos. Los organismos de seguridad prestan un excelente servicio de vigilancia y protección a propios y visitantes.
En la basílica, las autoridades eclesiásticas tienen una programación para la celebración de las misas, cada dos horas. Y hay espacios delimitados dentro de la iglesia para que entren las mascotas y permanezcan cómodamente junto a sus dueños. Todo es comercio. Hasta los sacerdotes ofrecen libros bíblicos y artículos religiosos durante la homilía. Las instalaciones de la iglesia son impecables y ordenados para asistir a los actos religiosos y para visitar el santuario del Señor de los Milagros de Buga. Lo anterior lo he relatado para que, en conjunción con las autoridades gubernamentales y eclesiásticas, academia y gremios económicos de la región huilense, hagamos una valoración y un análisis detallado de las fiestas patronales que se celebran en los municipios del departamento, con el fin de mejorar y aprovecharlas de manera significativa para que se fortalezca el turismo religioso en el Huila y por ende, se beneficie la generación de ingresos para los agentes económicos de la región.
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