Donald Trump y Benjamin Netanyahu han iniciado una coordinación directa de esfuerzos diplomáticos y militares con el objetivo de neutralizar el proyecto atómico de Irán. Según reportes desde Jerusalén, ambos líderes buscan presionar a Teherán para que cese el enriquecimiento de uranio y acepte negociaciones sobre un nuevo acuerdo nuclear. La iniciativa incluye una ventana de plazo determinada por Trump para que Irán acepte condiciones, mientras se despliegan medidas ofensivas por parte de Israel, con apoyo logístico y político de Estados Unidos.
Lea también: Khamenei lanza advertencia a EE. UU. y rechaza rendición
En paralelo a la coordinación de competencias, las Fuerzas de Defensa de Israel han intensificado sus ataques en suelo iraní. Desde el inicio del conflicto, Israel ha ejecutado operaciones aéreas contra instalaciones nucleares, bases militares y sistemas de misiles, incluyendo al menos dos ofensivas sobre Isfahán destinadas a dañar su capacidad de producción de centrifugadoras. Estas acciones han sido calificadas por Netanyahu como parte de una campaña sostenida para desmantelar el programa nuclear iraní.
La respuesta de Irán ha sido significativa y coordinada. Han lanzado cientos de misiles balísticos y drones hacia territorio israelí, en represalia por los bombardeos, en una operación que Teherán denomina “Promesa Verdadera III”. A su vez, el régimen iraní ha advertido a Estados Unidos sobre el lanzamiento de un ultimátum de dos semanas, amenazando con apuntar a intereses militares estadounidenses en la región si EE. UU. interviene directamente.
Le puede interesar: Rusia lanzó ataque contra Kiev que dejó 14 muertos
Por último, la comunidad internacional observa con atención la posibilidad de una escalada. Mientras Israel mantiene su estrategia militar decidida, Trump ha planteado una doble vía: calibrar la acción militar estadounidense en un plazo de dos semanas, al tiempo que impulsa diplomacia paralela con aliados europeos para forzar una rendición total del plan nuclear iraní. Las negociaciones en Ginebra o Muscat no han rendido frutos, lo que aumenta la presión sobre todas las partes involucradas.
