El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció también la imposición de aranceles del 10 % a las islas Heard y McDonald, un archipiélago inhóspito y deshabitado ubicado en el océano Índico y perteneciente a Australia.
El archipiélago, declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por su ecosistema virgen que sirve de refugio para focas y pingüinos, no posee actividad económica ni habitantes humanos. Según el Gobierno australiano, estas islas son consideradas como «una de las áreas menos perturbadas antropogénicamente del mundo».
Sin embargo, la administración Trump decidió incluirlas en la amplia tabla de aranceles impuesta el pasado 2 de abril como parte de su ofensiva comercial global que afecta a decenas de países, argumentando que se trata de una medida recíproca frente a barreras comerciales que, paradójicamente, no existen en este remoto territorio.
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El caso de las islas Heard y McDonald no es único. También fueron gravados con aranceles del 10 % otros territorios aislados y con poca o nula actividad comercial, como Tokelau, un territorio dependiente de Nueva Zelanda con alrededor de 1.600 habitantes, y las islas Cocos, otro archipiélago australiano con aproximadamente 600 residentes.
La decisión de Trump es parte de una medida más amplia que busca imponer un arancel global de base del 10 %, con tasas aún mayores para países como China y la Unión Europea (UE), a quienes acusa de mantener barreras comerciales injustas contra los productos estadounidenses.
La inclusión de territorios sin actividad económica ha despertado burlas y críticas en redes sociales Por ahora, las islas Heard y McDonald seguirán siendo hogar de su fauna autóctona, al margen de la controversia política que ha generado esta insólita decisión de la Casa Blanca.
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