El gobierno de Estados Unidos lanzó una advertencia directa al régimen de Nicolás Maduro: si no libera a 11 presos políticos considerados prioridad nacional, enfrentará represalias. Se trata de nueve ciudadanos estadounidenses, un gendarme argentino identificado como Nahuel Gallo y un israelí, todos detenidos de forma irregular en Venezuela. La advertencia llega tras la exitosa «Operación Guacamaya», que permitió el rescate de cinco opositores refugiados en la embajada argentina en Caracas.
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La maniobra, cuidadosamente coordinada, fue liderada por el secretario de Estado Marco Rubio, en conjunto con Chris Landau y Mauricio Claver-Carone. Desde la Casa Blanca, ya se inició presión diplomática y económica sobre el régimen, aprovechando la vulnerabilidad estructural de Venezuela, altamente dependiente de suministros externos en sectores claves como el petróleo y la salud.
Estados Unidos cuenta con el respaldo explícito de los gobiernos de Israel y Argentina, que han solicitado formalmente la liberación de sus ciudadanos detenidos. Ron Dermer, ministro de Asuntos Estratégicos israelí, y Ricardo Ferrer Picado, asesor argentino de Seguridad, han intervenido directamente en las negociaciones con Washington, reforzando la exigencia internacional al régimen chavista.
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Sin embargo, los delegados de Maduro pretenden canjes desproporcionados que incluyen levantar sanciones y liberar narcotraficantes capturados por Nayib Bukele. La Casa Blanca ya rechazó tajantemente esas condiciones, dejando claro que el tiempo corre para el régimen venezolano.









