Diario del Huila

Tres meses después del accidente, la familia delos auxiliares fallecidos sigue esperando justicia

Nov 13, 2025

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Hacia la 1 de la mañana, del sábado seis de septiembre, el silencio del norte de Neiva se rompió con el estruendo metálico de una motocicleta ocupada por tres jóvenes. Este fatal hecho Ocurrió en la avenida 23 con calle 43, en el barrio Las Granjas, donde tres jóvenes se desplazaban en la motocicleta. El golpe fue tan violento que dos de ellos, Wilmer Santiago Fuyar Ocampoy Yuly Andrea Quinayas Campo, ambos de 19 años, murieron en el acto.

Por: Niyireth Cruz García 

La tragedia, que dejó sin vida a dos jóvenes y causó graves heridas a Ana María de León Martínez, conmocionó a Neiva. La ciudad amaneció sacudida no solo por el dolor, sino por las denuncias que apuntan a la presunta implicación de agentes de tránsito en una posible extralimitación de sus funciones, hechos que hoy son materia de investigación por parte de la Fiscalía General de la Nación.

Detrás de la noticia, la familia transita entre la rabia, la tristeza y la desconfianza hacia una institucionalidad que aseguran: no les ha dado respuestas ni ha mostrado solidaridad ante el dolor que dejó la pérdida de dos vidas.

Mi hijo tenía muchos sueños, era un joven muy calmado

John Alexander Fuyar Obregón, habla pausado, con la voz quebrada por la impotencia. Sostiene entre las manos un vaso de agua al que acude para volver a tomar aliento y hablar sobre su hijo, un joven risueño que soñaba con seguir la carrera policial y que apenas estrenaba una motocicleta comprada con esfuerzo familiar. “Esa moto no tenía ni quince días de comprada”.

Estábamos felices, él estaba en el proceso de sacar el pase, seguir en la Policía, construir la casita allá atrás”, dice, mirando al suelo, como si todavía no asimilara el vacío, y hablando en presente como si su hijo aún estuviera vivo.

Wilmer vivía con su familia en GranjasComunitarias, al norte de Neiva. Era el mayor de tres hermanos y, según su padre, un joven tranquilo, respetuoso, “de los que usted les grita y solo responde con un “sí, señor’ o ‘no, señora” no tenía antecedentes, ni problemas. Soñaba con un trabajo estable, con terminar el bachillerato y con apoyar a su familia. Esa noche, sin embargo, su vida terminó en una vía de Neiva, en un episodio que hoy es investigado por la Fiscalía y que involucra directamente a agentes de la Secretaría de Movilidad Municipal.

Una noche que cambió todo

Wilmer había pasado la tarde trabajando con su padre, haciendo mejoras al lugar donde se construiría la casa de los sueños de Wilmer. “Me pidió diez mil pesos para gasolina. Yo se los di. Pensé que iba a descansar, porque no tenía plata para salir”, recuerda John.

Horas después, su hijo se encontró con una prima para llevarla en un corto recorrido. Terminó en el sector del Peter Pan, sobre la Carrera Séptima, donde, según testigos, comenzó el encuentro con los agentes de tránsito.

De acuerdo con la versión que hoy tiene la familia, Wilmer y su acompañante fueron seguidos por funcionarios de tránsito motorizados, luego de que en horas anteriores ya le habían impuesto un comparendo. “Los persiguieron, les pegaron con una varilla retráctil y los empujaron. Los hicieron caer. Y cuando vieron que estaban en el piso, se fueron. No los auxiliaron”, relata el padre, repitiendo palabra por palabra lo que le han contado los ciudadanos, Alexander afirma que después de lo ocurrido el por su propia cuenta ha venido adelantando averiguaciones.

A esa hora, pasadas las dos de la madrugada, fueron los vecinos quienes corrieron a auxiliar a los jóvenes. La acompañante, Ana Milena León, sobrevivió. Wilmer no.

Alexander Fuyar exige justicia, y celeridad en el proceso investigativo, después de tres meses no ha pasado nada. 

Entre la rabia y la espera

Desde entonces, John Alexander Fuyar vive a la espera y esperanza de que el caso se esclarezca. Aunque sabe que ya nada le volverá a su hijo, exige justicia, es una forma de apaciguar su rabia y el dolor que le generó este fatal hecho ocurrido hace tres meses. “Estamos a la espera de lo que diga la Fiscalía, de la declaración de la muchacha que sobrevivió. Pero si se confirma que los agentes tuvieron la culpa, vamos hasta las últimas consecuencias desde lo legal”, asegura.

Su principal reclamo no es solo el dolor, sino la sensación de abandono institucional.
“Nadie de la Secretaría de Movilidad nos ha llamado. Nadie nos ha explicado qué pasó. Solo dijeron en los medios que mi hijo les había pegado. Pero quienes lo conocen saben que eso no es cierto”, afirma con voz contenida.

Fuyar cuenta que incluso se acercó al Concejo de Neiva, en el pasado debate de control político realizado a la secretaría de Movilidad del municipio, donde escuchó las cifras de comparendos y metas de la Secretaría. “Decían que ya habían cumplido la meta de partes en septiembre. Entonces uno se pregunta: ¿hasta qué punto la presión por cumplir cifras termina empujando a los agentes a actuar sin control?”, reflexiona.

Deberían revisar las actuaciones de los agentes de tránsito

La muerte de Wilmer reabrió el debate sobre las actuaciones de los agentes de tránsito en Neiva. En los últimos meses, varios motociclistas han denunciado presuntos abusos, persecuciones y procedimientos que exceden sus funciones. Según el padre, “no es justo que por querer cumplir una meta o hacer un parte, terminen tumbando a alguien. A mi hijo me lo mataron ellos”.

El hombre insiste en que se trata de un patrón que debería ser revisado. “Yo entiendo que hay normas, pero también hay límites. No se puede empujar una moto, no se puede poner en riesgo la vida de nadie. Si tumban a alguien, se puede morir. Eso es lo que pasó con mi hijo”, lamenta.

En el fondo de su reclamo hay también una demanda de fondo: educación y control.
“Deberían hacerles pruebas psicológicas a esos guardas. No todos, pero hay algunos que se les nota la rabia. No están bien. No es solo tener uniforme, es saber manejar una situación sin causar daño”, agrega.

Con voz serena pero cargada de dolor, Alexander recuerda a su hijo mayor, Wilmer, con quien apenas tres meses atrás conversaba sobre sus sueños, sus amores y el deseo de seguir estudiando, construir su casa y continuar en la Policía. Hoy, entre la tristeza y la impotencia, hace un llamado a las autoridades para que avancen con celeridad en la investigación y revisen con rigor quiénes están siendo vinculados como agentes de tránsito.

Familia de Wilmer Fuyar Ocampo.

Lo que dicen las autoridades

Hasta el momento, la Secretaría de Movilidad de Neiva, encabezada por Edna Johana Cruz Bonilla, no ha emitido un pronunciamiento público directo a la familia.
En declaraciones anteriores a medios locales, la funcionaria aseguró que el caso está en investigación y que los agentes involucrados fueron “reubicados temporalmente mientras avanzan las diligencias disciplinarias”.

Sin embargo, John Alexander asegura haber visto a varios de ellos trabajando nuevamente. “Yo los he visto en la calle haciendo comparendos, y me da mucha rabia, es inevitable no sentir rabia”, dice con frustración.

El proceso penal está en etapa de investigación en la Fiscalía Seccional Huila, que deberá determinar si hubo uso excesivo de la fuerza o negligencia por parte de los agentes. Mientras tanto, la familia Fuyar Ocampo espera que el caso no se diluya entre expedientes.

Memoria y silencio

En Aipe, donde Wilmer había prestado su servicio en la Policía, sus antiguos compañeros han sido quienes más cerca han estado de la familia. Con gestos sencillos pero profundos,le brindaron la solidaridad y el acompañamiento que las instituciones no ofrecieron. En el lugar del accidente, sembraron flores y colocaron una pequeña placa en su memoria. “Fui, y me dio algo de paz. Los muchachos estuvieron pendientes, muy unidos. Le echaron agüita, le dejaron flores. Fue un detalle bonito”, relata su padre.

Pero el dolor no cede. En la casa, el silencio y el dolor pesa. Los hermanos menores de Wilmer no entienden del todo la ausencia. La madre, en cambio, ha optado por no hablar con los medios mientras avanza la investigación. “Estamos destruidos”, repite él. “Pero no voy a descansar hasta que haya justicia.” Hoy su familia ha perdido un miembro de la familia y saben que ese vacío no se llenará nunca más, que el legado de Wilmer perdurará ahora en sus recuerdos y en sus acciones de cuando estuvo en vida. 

Falencias institucionales y deuda moral

El caso de Wilmer Fuyer y Yuly Andrea Quinayas, no solo revela una tragedia personal, sino también un síntoma de algo más profundo: la falta de control y formación en el cuerpo de tránsito de Neiva.
Expertos en movilidad y derechos ciudadanos han insistido en la necesidad de revisar los protocolos de actuación, el uso de la fuerza y la presión institucional por resultados.

Mientras las estadísticas de comparendos se usan como indicadores de gestión, la percepción ciudadana se deteriora. Cada vez son más las denuncias por procedimientos irregulares, persecuciones y agresiones verbales. Líderes del sector del motociclismo señalan a los agentes de tránsito como “Enemigos de la ciudadanía”. Abriendo el debate expuesto en el concejo de Neiva, frente a la poca legitimidad que tiene la secretaría de movilidad en la ciudad, y las implicaciones que esto tiene frente a mejorar la movilidad en la capital del Huila. 

A esto se suma la falta de mecanismos visibles de rendición de cuentas. En la mayoría de los casos, las investigaciones internas se prolongan o terminan archivadas.
“Esto no es un accidente. Es una falla de sistema. La Secretaría debe asumir su responsabilidad no solo con sanciones, sino con cambios reales”, señala un abogado que acompaña el caso, bajo reserva.

“Qué pasó la madrugada del 06 de septiembre”

Alexander luego de haber trabajado ese viernes con su hijo, volvió a su casa con el orgullo de ver a su hijo proyectarse sin imaginarse que en unas horas su vida cambiaría. Nos contó que el joven no tenía intenciones de salir, sin embargo, fue a llevar a una prima a un recorrido, y como esos planes que resultan al final del día se fueron a tomar granizados.

En la entrevista le peguntamos a Alexander la forma en la que recordaba a su hijo, y Alexander en un silencio prolongado, nos transmitió el dolor y el sentimiento de perder a alguien para siempre.
“Era mi orgullo, mi esperanza. Quería ser policía, tener su casa, ayudar a la familia. Y vea, lo que pasó fue injusto. Por eso no puedo quedar así”, dice.

El padre sabe que el camino será largo. “Hay influencias, amistades, y a veces eso frena todo. Pero confío en que la verdad va a salir. No quiero que quede en la impunidad. Que esto sirva para que no le pase a otro muchacho.” Alexander no perdona, que aún después del accidente cuando ya los jóvenes estaban en el piso, los agentes de tránsito omitieron la obligación de socorro, y se fueron del lugar, según él eso es lo que han dicho los vecinos quienes fueron los que llegaron al lugar a correrlos.  

La legitimidad de la secretaría de movilidad

Los cuestionamientos y críticas por parte de la ciudadanía cada día son más recurrentes, este hecho que luego de tres meses no ha logrado realizar ni la primera audiencia, tiene en zozobra a la familia. Según lo que les han dicho a los familiares, por fuentes no oficiales, es que se están realizando la revisión de los videos, y con el testimonio de la joven Ana María de León Martínez, poder reconstruir los hechos que sucedieron esa madrugada del seis de septiembre, y posteriormente citar la audiencia.  

Finalmente, los concejales de Neiva Humberto Perdomo y Juan Diego Amaya, le solicitaron a la secretaria de movilidad claridad en el caso, y pidieron que hicieran un acto de reconocimiento frente a los hechos sucedidos. Pese a que la investigación no ha culminado, afirmaron que era importante hacer reestructuraciones, que permitan que los neivanos vuelvan a confiar en los agentes de tránsito, y esto se logra con formación, con procesos y protocolos bien fundamentados, y actuaciones correctas que no dejen entre dicho la labor de los agentes de tránsito. 

Finalmente, los concejales de Neiva Humberto Perdomo y Juan Diego Amaya solicitaron a la secretaria de Movilidad mayor claridad sobre el caso y propusieron realizar un acto de reconocimiento frente a los hechos ocurridos. Aunque la investigación aún no ha concluido, coincidieron en que es necesario revisar y reestructurar los procesos internos para recuperar la confianza ciudadana en los agentes de tránsito. “Esto solo se logra afirmaron: con formación, protocolos bien definidos y actuaciones transparentes, que no pongan en entredicho la labor de quienes representan la autoridad en las vías.”

Puede leer: Diario del Huila 13 de noviembre de 2025

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