Diario del Huila

Tormenta sacude al sector algodón textil

Nov 25, 2025

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Por: Carlos Tobar

“La expedición del Decreto 1197 por parte del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo desató una tormenta esta semana que pronto trascendió lo económico. Lo que comenzó como un debate sobre el impacto productivo de reducir a 0 por ciento el arancel para 37 insumos claves de la industria textil —entre estos hilados de seda, fibras sintéticas, tejidos crudos, hilos texturizados y fibras acrílicas— terminó escalando hacia un insólito pulso entre empresarios y Zhu Jingyang, embajador de la República Popular China en Colombia.”

Con este párrafo resumía una noticia del periódico El Tiempo la más reciente confrontación en la cadena de valor algodón textil. Un sector productivo que otrora representó a uno de los sectores industriales emblemáticos de la economía nacional. Quien no recuerda los años gloriosos de Coltejer, Fabricato, Paños Vicuña, Caribú, Everfit, Pepalfa para nombrar algunas de las empresas que hace más de 100 años abrieron el camino de la industrialización en el país.

Detrás de ellas se fue consolidando la producción de algodón vital para la elaboración de hilos y fibras materia prima para las telas. Una cadena que la va a completar posteriormente la industria especializada de las confecciones. Aparejada a las fibras naturales se desarrollaron las fibras sintéticas que ampliaron la variedad en los productos de la industria.

Con la apertura de los años 90 la desprotección de nuestro mercado interno sometido a la competencia desleal de productos subsidiados en países económicamente poderosos, quebrantó la estabilidad de algunos de los componentes de la cadena de valor. El primer damnificado fue el sector agrícola que pasó de cultivar cerca de 400.000 hectáreas de algodón a casi desaparecer, siguió la competencia brutal en hilos y tejidos que sin el fundamento de la producción primaria llevó en pocos años a la desaparición de empresas como Coltejer y Fabricato y todas las industria conexas.

La economía viró hacia un sector importante la industria de la confección. Donde hemos tratado de escampar ante una competencia que en las últimas décadas se desarrolló en Asia, donde China, la India, Bangladesh y otros desplazaron a la industria tradicional de Europa y los Estados Unidos. La nueva producción se sustenta en el desarrollo integral de la cadena de valor algodón, fibras, textil, confección.

Lo triste de la confrontación que se libra en nuestro mercado interno es que en el fondo está la disputa entre las dos superpotencias económicas: China – EE. UU. Las empresas de inversión norteamericana, amparadas en el TLC con ese país, quieren preservar unas ventajas que les permiten asegurar un mercado en los Estados Unidos, mientras las empresas chinas que proveen insumos para la industria de la confección en Colombia aspiran a copar nuestro mercado interno y los mercados periféricos del continente.

En síntesis, la ausencia de una política industrial seria de esencia nacional que, fue abandonada desde hace muchas décadas con la apertura irracional que nos impuso una élite vendida a los intereses extranjeros, nos llevó a la ruina. Hoy chilingueamos tratando de mantener “del ahogado el sombrero”.

Neiva, 24 de noviembre de 2025

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