El hígado graso puede revertirse, pero no con jugos ni pastillas, sino con una dieta personalizada, ejercicio regular y seguimiento médico.
Así lo explica la nutrióloga Kaviria Cortes Osorio, quien aclara los mitos y realidades de esta enfermedad cada vez más común, incluso en la infancia.DIARIO DEL HUILA, SALUD
El hígado graso, o esteatosis hepática, es una afección silenciosa que avanza sin síntomas aparentes y puede derivar en problemas graves como cirrosis si no se detecta a tiempo.
Según la nutrióloga Kaviria Cortes Osorio, especialista en Obesidad y Comorbilidades, esta enfermedad no tiene cura farmacológica: se controla y revierte con cambios en la alimentación y actividad física. “No existen jugos que curen el hígado graso, tiene que ser un cambio en el estilo de vida”, enfatiza.Existen dos tipos de hígado graso: el alcohólico, causado por el consumo excesivo de alcohol, y el no alcohólico, relacionado con alteraciones metabólicas como obesidad, colesterol alto y síndrome metabólico.
Este último es el más frecuente en la actualidad y puede desarrollarse a cualquier edad, incluso en la infancia, por el consumo excesivo de calorías y azúcares, especialmente la fructosa de jugos procesados.Diagnóstico y tratamiento personalizadosEl primer paso para tratar esta condición es identificar los factores de riesgo en cada paciente: niveles de colesterol, triglicéridos, glucosa, presión arterial y distribución de la grasa corporal.
Una vez evaluado este perfil, se diseña un plan de alimentación enfocado en reducir la grasa visceral, que rodea órganos como el hígado y contribuye directamente a su deterioro.La dieta recomendada varía según el grado de avance de la enfermedad.
En etapas tempranas, cuando aún no hay daño hepático severo, se aconseja una alimentación rica en ácidos grasos omega 3, baja en grasas saturadas y azúcares simples, similar a la dieta mediterránea. Esta incluye cereales integrales, vegetales, legumbres, pescado y grasas saludables como el aceite de oliva.En fases avanzadas, donde puede haber inflamación hepática o complicaciones como várices esofágicas, la dieta se vuelve más rigurosa. Debe evitarse la acumulación de sustancias que el hígado ya no puede metabolizar eficientemente.
Mitos alimentarios: frutas y huevo en la miraUno de los mitos más comunes es que las frutas deben evitarse por su contenido de fructosa. La especialista desmiente esto: “No hay una fruta que cause o agrave el hígado graso. Lo importante es la porción y el estado metabólico del paciente. No se trata de prohibir, sino de ajustar”, explica.
El huevo, especialmente su yema, también ha sido cuestionado.
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Pero Cortes Osorio aclara que su inclusión en la dieta depende del perfil lipídico del paciente. “El huevo no es malo per se. Si hay colesterol alto, hay que moderar su consumo, pero no eliminarlo sin fundamento”, puntualiza.Los falsos aliados: jugos ‘détox’ y remedios caserosLos jugos détox, populares en redes sociales, no curan el hígado graso ni lo limpian. “El hígado ya cumple funciones de desintoxicación. No hay bebida milagrosa que lo regenere.
Solo una dieta adecuada, pérdida de peso y ejercicio funcionan”, afirma la experta.Esta desinformación puede retrasar tratamientos efectivos y llevar a confiar en soluciones ineficaces. Por eso, la orientación profesional es clave para establecer un plan realista y seguro.Ejercicio, el gran aliado del hígadoLa actividad física es indispensable para combatir el hígado graso.
La especialista recomienda una combinación de ejercicio cardiovascular con rutinas de fuerza, al menos 200 minutos a la semana. Esta mezcla ayuda a reducir la grasa visceral y mejora la sensibilidad a la insulina, otro factor crucial en esta enfermedad.
Además, el ejercicio contribuye a mantener una masa muscular saludable, lo que acelera el metabolismo y mejora la distribución energética del cuerpo.Apoyo con suplementos, pero con precauciónLa vitamina E y los ácidos grasos omega 3 pueden complementar el tratamiento al disminuir la inflamación y mejorar el metabolismo de las grasas.
Sin embargo, no deben considerarse sustitutos de una dieta saludable. Deben ser recetados y monitoreados por un profesional, especialmente en pacientes con otras enfermedades metabólicas.Hígado graso: prevenir, controlar y revertirMantener un peso saludable, consumir alimentos naturales, dormir bien y beber suficiente agua son acciones fundamentales para prevenir el hígado graso.
Pero también lo es realizar chequeos médicos regulares, como ultrasonidos y exámenes de enzimas hepáticas, sobre todo en personas con factores de riesgo como diabetes, hipertensión o antecedentes familiares.“El hígado graso no da señales hasta que ya está avanzado. Por eso hay que buscarlo, no esperar a sentir algo”, concluye la nutrióloga Cortes Osorio.
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