Las tiendas de barrio en Colombia atraviesan un momento crítico. De acuerdo con una reciente encuesta de FENALCO, realizada a través de su programa FENALTIENDAS, estos pequeños comercios enfrentan serios desafíos que ponen en riesgo su viabilidad. Altos costos de servicios públicos, arriendos elevados, caída en las ventas y el impacto del nuevo impuesto a bebidas azucaradas y productos ultraprocesados han generado un escenario difícil para los tenderos, quienes ven amenazada su principal fuente de ingresos.
Impacto del impuesto saludable
Uno de los factores que más ha golpeado a los tenderos ha sido la implementación del impuesto a los productos ultraprocesados y bebidas azucaradas, que recientemente alcanzó un aumento del 20%. Esto ha generado un incremento considerable en los precios de artículos de consumo masivo.
Según datos del DANE, mientras la inflación general en enero de 2025 fue del 5.22% y la de alimentos y bebidas del 4.49%, el costo de las golosinas subió un 53.48%, y las gaseosas aumentaron un 3.27% en solo un mes, superando en más del triple la inflación promedio.
El presidente de FENALCO, Jaime Alberto Cabal, expresó su preocupación sobre estos efectos:
“Tan fuertes aumentos han erosionado directamente a los hogares de menores ingresos y a las precarias finanzas de los tenderos de barrio”.
Ventas en caída y riesgo de cierre
El estudio reveló que en el último semestre de 2024, el 82% de las tiendas reportó una disminución o estancamiento en sus ventas:
53% indicó que las ventas bajaron.
29% dijo que se mantuvieron igual.
Solo 17% manifestó un incremento.
Productos como snacks, galletas, embutidos, panadería, empanadas y tinto han reducido su demanda, afectando a miles de pequeños comercios que dependen de estas ventas.
Cerca del 30% de los tenderos consideró cerrar su negocio en 2024, debido a la crisis económica y la falta de rentabilidad.
Desde FENALCO cuestionan la postura del Gobierno, señalando que, aunque se habla de apoyo a la economía popular, se imponen mayores cargas impositivas a las tiendas de barrio, lo que va en contra de su sostenibilidad.
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“Es un contrasentido que por un lado el Gobierno predique el apoyo a la economía popular, pero por otro castigue a las tiendas con mayores impuestos. Son 450 mil tiendas en todo el territorio nacional y más de un millón de familias que dependen de estos negocios”, señaló Cabal.
El informe también señala que para el 70% de los tenderos, su mayor competencia son otras tiendas de barrio. Sin embargo, también sienten presión por el crecimiento de autoservicios, vendedores ambulantes, minimercados y grandes superficies.
En cuanto a los métodos de pago, el efectivo sigue siendo el más utilizado, aunque las tiendas han comenzado a adoptar alternativas como Nequi, Daviplata y datáfonos.
Otro dato relevante es la caída del fiado, que ha disminuido en un 54%, debido a las dificultades económicas tanto de los tenderos como de los clientes.
El 96% de las tiendas hace parte del canal tradicional, ubicándose en los estratos 1, 2 y 3. Además, el 64.7% son propiedad de mujeres, lo que resalta su rol clave en la economía familiar.
Sin embargo, la informalidad sigue siendo un problema estructural:
60% de los tenderos no aporta a la seguridad social ni para sí mismos ni para sus empleados.
Solo el 17% cotiza para pensión.
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