El país, volvió a vivir el jueves anterior una jornada terrorista, en momentos de incertidumbre y tensión por el creciente actuar criminal de las organizaciones subversivas que tienen sumido a las dos terceras partes de los municipios colombianos, los cuales se sientes indefensos e inermes porque el Estado que nos les está brindando la suficiente protección. Es muy triste que Colombia esté sometido a la presión del narcoterrorismo. Colombia enfrenta una de las jornadas más violentas de los últimos meses con un saldo de 19 muertos, seis civiles y trece policías, 76 heridos, en ataques ocurridos en Cali y Amalfi, Antioquia, Florencia y La Plata. En el municipio antioqueños, un helicóptero de la Policía que trasladaba a tropas a zonas de erradicación manual de cultivos ilícitos fue derribado mediante el uso de un dron con explosivos. Este hecho significó uno de los golpes más graves contra la Fuerza Pública en lo corrido del gobierno del presidente Gustavo Petro. Fallecieron 13 integrantes de la Fuerza Pública. Igualmente, no es posible, que los autores del atentado terrorista ocurrido frente a las instalaciones de la Base Aéreoespacial en Cali, haya recorrido 400 kilómetros desde el municipio de Rionegro, en Antioquia, hasta el sitio de la explosión, sin ser detectada. Algo absurdo. Falló la inteligencia del Estado.
Similarmente, en la madrugada del día anterior, se registró la detonación de un artefacto explosivo en pleno centro de Florencia, a solo una cuadra de la alcaldía municipal. También ocurrió en la misma hora en la zona urbana de la Plata Huila, otro atentado terrorista. Los ataques simultáneos fueron condenados por diversos sectores políticos y sociales. La opinión pública les hace un llamado al presidente de la República para que no defienda solamente su agenda política, sino que debe crear estrategias para proteger los cimientos del Estado, que están siendo amenazadas. Debe despertarse de su letargo para aterrizar a la verdadera realidad que está presentando el país.
Consideramos que debe dar ejemplo como Jefe de Estado. Evite sus discursos incendiarios para seguir polarizando el país. Su prioridad debe ser desactivar la confrontación política, que solo beneficia a los terroristas. Consideramos que debe integrar su accionar y concertar acciones de consensos con los demás poderes públicos, para poder enfrentar con eficacia a las crecientes organizaciones narcoterroristas, que han desestabilizado la paz y la tranquilidad de las familias colombianas. Debe tener claro que los enemigos de la democracia desafían al Estado apelando al terror. Desde el Ejecutivo no debe enviarse el mensaje, de que también se puede quebrantar el orden institucional desde el interior de la Casa de Nariño. Es un punto de inflexión, y el liderazgo del Ejecutivo debe ser el faro a partir de gestos de grandeza. Hay que bajar el tono, convocar a la unidad, respetar las formas y acudir a la mesura. Tiene un gran reto.







