El incumplimiento gubernamental de las promesas que se realizaron durante la campaña presidencial está generando una oleada de protestas sociales, a través de manifestaciones y taponamientos de las vías en diversas regiones del país. Sus efectos han sido lesivos para la libre circulación de vehículos y, por ende, han paralizado en parte la dinámica productiva. Las actividades económicas están afectando el empleo y el desarrollo de la cotidianidad en las localidades. Los taponamientos se han convertido en un paisaje. Las principales vías del país son objeto del accionar de las comunidades que se han sentido engañadas del cúmulo de promesas y de la retórica barata de algunos funcionarios para darles respuestas a sus demandas sociales que residen en dichas regiones. Mientras los integrantes del ejecutivo siguen en la nebulosa, gobernando para la estratosfera y el cosmos. Para muchos sectores de la opinión, visualizan como un imposible lograrla, dadas las condiciones de violencia y de la profunda crisis de las finanzas públicas que vive el país. No dan muestras de paz. Es una burla para las instituciones democráticas del país. Cada día el club de arrepentidos se fortalece. La desesperanza y la incredulidad están a la orden del día.
Lo grave es que ante la incapacidad e ineptitud del gobierno nacional para buscar soluciones eficaces para contrarrestar los taponamientos desesperantes que se están presentando a lo largo y ancho del país, acrecienta el inconformismo de las comunidades que no encuentran una real respuesta gubernamental para buscar soluciones a sus problemáticas. A través de los medios de comunicación y redes sociales, se difunden estos bloqueos que se vuelven interminables para los turistas nacionales y extranjeros que se desplazan a visitar los atractivos turísticos que poseen las regiones colombianas. Los dirigentes promueven la presencia del presidente de la republica y de los ministros para entablar mesas de diálogo. Pero todos sabemos que todo el gabinete renunció y otros se encuentran acompañando la visita presidencial a los países de Emiratos Árabes.
De acuerdo con lo anterior, se empiezan a reflejar dificultades para desarrollar la inversión que se tiene contemplado en el Plan Nacional de Desarrollo “Colombia Potencia de la Vida”. Esto no es ningún juego. No se debe seguir mirando con gestos inamistosos a los demás sectores de la opinión pública. Consideramos que el presidente de la República debe frenar ese ímpetu arrogante e improvisación, para seguir impulsando el cumplimiento de las reformas que de manera reiterada lo viene realizando en algunos escenarios y reuniones que sostiene con algunas organizaciones sociales. Pero a la fecha les ha incumplido. Debe recuperar el respeto, la credibilidad y la armonía con éstas. No se puede seguir generando un ambiente mayor de descontento popular de la que existe actualmente.







