Entre líneas, la historia sobre la doble lucha de un excombatiente homosexual. Un nombre que quizás no resuene para muchos, pero que hoy en medio de un proceso de perdón, reconciliación y verdad le apuesta a la paz de Colombia.
Por: Francy Villarreal Ruiz.
Antes de realizar la entrevista, cuando apareció en el recinto donde se realizaría un conversatorio de la JEP, Luis Hernando Tangarife Suaza siquiera se puede pensar que había sido un combatiente Farc, y tampoco homosexual. Sin embargo, al escuchar su intervención, entendí que la historia de Tangarife desviste varios vestigios de la vida, que miles de personas viven y sobrellevan diariamente en silencio; y que a él lo llevaron a enfilarse en el grupo armado.
Llamó la atención que Luis Hernando, accediera de forma tan sencilla y suelta a entregar información sobre su historia de vida, es abierto, expresivo y demuestra que hoy desde un ángulo y otro escenario disímil al que estuvo tantos años, y siempre acompañado de su identidad sexual, hoy le apueste a que este país reconciliado.
Luis Hernando Tangarife Suaza, es un firmante del Acuerdo de Paz, un hombre de origen campesino que nació un lunes 20 de febrero del año 1967 en Supía, Caldas, en el occidente del país. Pensó que había nacido para algo valioso en su familia, porque justo el embarazo suyo impidió el desalojo de su familia de la finca donde residían, cuando la Policía llegó a sacarlos.
Ocupa el octavo lugar entre once hijos, y su vida es una compleja narrativa de búsquedas y luchas, marcada por dos caminos que, aunque distintos, se entrelazan: su pasado en las extintas Farc y su identidad como hombre homosexual, que solo aceptó cuando llegó a sus 30 años de edad.

Resguardando su homosexualidad
Esta es la historia de una búsqueda que lo llevó a la lucha armada, desde su adolescencia; cuando se acercaba a los 11 años de edad, Tangarife supo que le gustaban los hombres, una realidad que en su momento lo hacía sentirse «despreciable» y mal consigo mismo.
Para huir de su homosexualidad, buscó refugio en la vida religiosa, ingresando a un seminario con la intención de formarse como sacerdote. Sin embargo, no fue capaz de abstenerse de sus relaciones homosexuales, pues se “encarretó” con un pelado, y fue cuando llegó el conflicto moral, ese mismo que lo llevó a retirarse luego de cuatro años de permanecer en formación sacerdotal.
El seminario al que asistió era una comunidad religiosa francesa influenciada por la teología de la liberación, un movimiento que lo llevó a desarrollar un pensamiento crítico sobre las injusticias del país.
“Inicialmente ese proceso es como muy complejo y siendo adolescente vi que me gustaban los hombres, pero me sentía mal, porque no aceptaba mi homosexualidad. Y entonces en esa búsqueda de huirle a mi a mi homosexualidad, entonces busco la línea de la vida religiosa porque dije, «allá me tengo que abstener.» y empiezo a formarme como sacerdote, pero no fui capaz de abstenerme y seguí teniendo relaciones homosexuales, eso me hace que me retire del seminario”.
Al dejar el seminario, regresó a su pueblo, se involucró en procesos culturales y, a través de la televisión comunitaria, entabló el apoyo en una huelga de mineros. Fue en este contexto que estableció contacto con las Farc, a quienes el sindicato de mineros les pidió apoyo militar para combatir a los paramilitares. Viendo la reacción positiva del grupo guerrillero, Tangarife decidió unirse a la organización en 1996.
A diferencia de muchos, Hernando Tangarife nunca fue un combatiente armado. Su rol en las FARC era clandestino y civil, trabajando desde la ciudad. Durante su tiempo en el grupo, sus principales tareas eran la logística y los trabajos financieros, incluyendo la recolección de dinero y la realización de inteligencia para posibles secuestros.
Inició sus actividades en 1997 y continuó hasta su arresto en 2003, permaneciendo en prisión hasta 2017, cuando fue liberado gracias al Acuerdo de Paz, al que se acogió en el año 2016 para apostarle a la paz del país.
“Yo conozco a los líderes del sindicato, y a través de ellos es que hacemos la conexión con las Farc, le pedimos que nos haga unos favores militares efectivos, en especial combatir unos paramilitares que ya iban dando vueltas por lado del campamento, ellos lo hacen y entonces ahí donde yo voy pido una cita con el comandante guerrillero. Y voy con él, me entrevisto, le digo, «Vea, yo hago esto, trabajo en un canal de televisión, pero puedo llegar y entrar a los cuarteles que usted quiera, iré a hacer tomas de los sitios más prohibidos y los puedo poner a su disposición.» Y ahí fue donde empecé con ellos y me fueron dando tareas de desarrollar como persona desde fuera, civil pero muy efectivo para la organización”.

Del closet a la lucha pública por la diversidad
Fue en la cárcel donde permaneció diez años, tres meses y catorces días que Tangarife se enfrentó a la cruda realidad de la homofobia dentro de la organización. Al confesar abiertamente su homosexualidad, fue marginado.
Sin embargo, con la firma del Acuerdo de Paz, algunos líderes de las Farc empezaron a cuestionar sus propios pensamientos y reconocieron el daño que habían causado, lo que abrió un nuevo capítulo para Tangarife, dándole un papel de liderazgo.
Hoy, su identidad sexual se ha convertido en una fuente de fuerza y energía para él. Tangarife es el vicepresidente de la red LGBTIQ+ de firmantes de paz a nivel nacional. También es el encargado de comunicaciones de una organización para lisiados de guerra, personas con enfermedades de alto costo y adultos mayores, y es gerente de una Federación de Cooperativas.
En todos estos roles, expone abiertamente su homosexualidad, sintiendo un ímpetu personal para luchar contra la injusticia, y la doble vida que muchos jóvenes homosexuales llevan por temor a ser rechazados. Para él, “ser diverso no es un pecado, sino una normalidad que debe ser reconocida”.
“Mi condición sexual antes me da más ímpetu y más energía porque veo que es injusto que algunas personas, incluso dentro de los mismos firmantes de paz, haya muchas personas en el closet que no quieran reconocer su identidad sexual, su preferencia sexual. Ante esto que es un trabajo muy fuerte y si y miramos las personas que no participaron en armas también, porque de 10 jóvenes que son homosexuales, dos son capaces de decirlo soy”.
La red LGBTIQ+ de firmantes de paz que lidera, cuenta con 22 miembros, aunque Tangarife estima que el número real de excombatientes gays es mucho mayor. Esta disparidad refleja el temor que aún existe en la población de firmantes, donde muchos prefieren mantenerse en el anonimato.
Tangarife también habla de cómo fue la dicotomía, de ser homosexual dentro de las Farc, “Me entero de que había esos controles tan fuertes y persecución a los homosexuales dentro de las Farc, es a partir de que ingreso a la cárcel, porque es donde yo abiertamente empiezo a decir, «Soy homosexual.» Y entonces ahí es donde me doy cuenta de todo eso”, un tema que pudo sortear, y “camuflar” en medio del conflicto armado que lo acogió varios años de su vida.
Tangarife en la JEP
Al proceso restaurativo de la JEP, de reconocimiento, de pedir perdón también a las víctimas del conflicto armado en el país, fue llamado a participar dentro del Macrocaso 01 por lo de los secuestros, no como el gran responsable, sino como un mando bajo.
“Eso me va a desenvolvernos y me lleva a estar muy fuerte, que surge una iniciativa desde la Consejería de Paz Víctimas y Reconciliación de promover un TOAR en Bogotá en la zona sur donde desarrollamos un trabajo de liderazgo, y entonces ahí empiezo a participar en ese TOAR en todas las actividades que se hacen, que es de agroecología de escuelas de fútbol y cultural a través de obras de teatro”.
Tangarife expresa que, a partir de la firma del Acuerdo de Paz, donde algunos de los líderes le empiezan a poner responsabilidades porque ellos sí replantean y se cuestionan que se ha hecho mucho daño, es donde inicia el proceso de reparación para las víctimas del conflicto armado, un paso que le ha permitido recorrer el país sentado en una misma mesa dialogando entre víctimas y victimarios.
“No podíamos seguir en esa línea de generar tanto daño y ser tan retrógradas en nuestro pensamiento y en nuestro funcionamiento. Además, ya no somos militares, somos políticos, civiles y hoy desde otro contexto le aportamos a un proceso de paz en el país a través de la Justicia Especial para la Paz”.
Un mensaje por la no violencia
A pesar de su activismo, Tangarife se enfrenta a un presente amenazador. Su situación de seguridad es delicada, y actualmente vive bajo amenaza por paramilitares y disidencias. Debe vivir de forma clandestina y no revela en su barrio que es un firmante de paz.
Con una mirada en el pasado y otra en el futuro, Tangarife tiene un mensaje claro para aquellos que aún están en la lucha armada: la vía de las armas no les permitirá tomar el poder en Colombia.
Él cree que esta guerra solo generará caos y problemas para las poblaciones más pobres y vulnerables. Su postura es un llamado a seguir el ejemplo de las Farc, optando por la vía política en lugar de la armada, una lección que él mismo aprendió de su propia vida de luchas, tanto la armada como la personal, por encontrar su lugar en el mundo.
Seguridad ‘al tiro’
Concretamente para Luis Hernando Tangarife Suaza el asunto de la seguridad para los firmantes en el país es deplorable, y reflejo de esto es la situación que él afronta a título personal.
“En estos momentos estoy amenazado por los paramilitares, por las disidencias y me toca llevar una vida clandestina en mi casa, en mi lugar. Yo no puedo en este momento decir en el barrio donde vivo que soy firmante de paz, porque eso es ponerme al tiro de los que quieren disparar”.
Finalmente, y ante el panorama de contrastes, Tangarife dejó un mensaje a los firmantes de paz y al país en medio de una historia, que ha escrito en sus 58 años de edad, en un trasegar insurgente, de inclinación homosexual y de apuesta por la paz y la reconciliación de quienes hicieron la guerra, y quienes la padecieron.
“Creo que hay que hacer lo que hizo las Farc en bloque grande. La vía armada no nos permitirá la toma del poder en Colombia. Nunca una guerrilla en Colombia se va a tomar el poder por las armas, lo que van es a generar mucho caos y mucho problema, pero en las poblaciones más marginales y más pobres de nuestro país”.
Describe Luis Hernando que, en el camino de la paz, hoy se ha tenido que dar cuenta que, si se puede hacer tejido social, si “carretazos”, sino desde el hacer y el actuar.
“Me di cuenta que, si podemos contar coincidencias, ahora que hemos hecho el montaje de una obra de teatro, me doy cuenta que sí, que después de que uno trabaja transparente y con ganas, es posible construir equipo. Un equipo para largo plazo, no para un momentico. Yo era de los escépticos, pero ahora digo que sí, que creo en esto, porque hemos todos construido un verdadero tejido social”.








