Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
Tuve la oportunidad de disfrutar el periodo de receso escolar con mi familia visitando los atractivos turísticos de los municipios del Valle, Quindío y Risaralda donde pude transitar con mi vehículo por las excelentes vías que tienen estos departamentos, que permiten disminuir los tiempos de desplazamiento. Visualicé que hay que tener mucho cuidado con los excesos de velocidad, respetando las señales de tránsito que indican los límites, so pena que una cámara de radar lo capte y le asegure una foto multa. Los respectivos comparendos le llegan a su casa de domicilio, con las respectivas imágenes y los valores a pagar en los términos previstos en el Código Nacional de Tránsito. No hay forma de discutir ni alegar cuando les llegan las facturas que se deben cancelar en las respectivas entidades financieras. Hasta el momento, no me ha llegado ninguno a mi apartamento, lo cual quiere decir que la aplicación Waze de mi celular, me anunció oportunamente y con anterioridad las cámaras de radar. Como cosa curiosa, hay algunos municipios, que prohíben andar en sus zonas urbanas a 30 kilómetros por hora y tienen ubicadas en zonas estratégicas sus cámaras.
Y no hay guardas de tránsito a quién discutirles. Por este motivo, en varias de mis columnas, le he sugerido de manera respetuosa al alcalde de Neiva, Germán Casagua Bonilla para que implemente esta política pública en Neiva. Sería una solución efectiva para mejorar y obligar a las buenas y a las malas el respeto de las señales de tránsito. Se evitarían las discusiones y los tratos descorteses de los infractores a estos servidores públicos que vigilan la movilidad en este municipio.
Una cosa curiosa, en zonas donde existen presencia de poblados aledaños a las vías, las empresas concesionarias han ubicado sendos reductores de velocidad. Pero no como lo ha venido haciendo la empresa Ruta al Sur, en la vía entre los municipios de Gigante y Garzón, que, en todas las vueltas, han venido construyendo numerosos reductores de velocidad, sin que existan cruces de peatones en la vía. Antes no existían. Se convierten en sitios propicios para que se cometan atracos por bandas delincuenciales y daños a los vehículos. Debieran de instalar cámaras de radar. Obligarían a los conductores a disminuir sus velocidades, por las buenas o a las malas, porque les afectan su bolsillo.
Tuve la oportunidad de conocer de primera mano, los paradores que se han instalado a lado y lado de las vías (doble calzada), locales bien adecuados con servicios públicos óptimos, seguridad, y con unas amplias bahías para estacionar los vehículos, donde los vendedores ofrecen manjar blanco, gelatinas, bebidas y demás alimentos que se convierten en el deleite los viajeros. Con estos ejemplos, de manera respetuosa les sugiero a la empresa concesionaria Ruta al Sur, para que les construya a los vendedores ambulantes y estacionarios de los municipios del Hobo, Gigante, Campoalegre y otros municipios, donde les construyan las variantes (Unidades funcionales), les adecue los mismos sistemas de ventas, almacenes, locales comerciales, para que no les afecte a estos sectores poblacionales, que durante décadas han logrado posicionar las ventas de los productos alimenticios insignia de nuestro departamento (quesillos, biscocho de achira, pandeyucas, almojábanas y comidas, entre otras). Inclusive, han construido centros de distribución de combustibles, talleres y servicios de hotelería y de descanso para los conductores. A las personas que entrevisté, se sentían muy satisfechas. Hasta mi perro Motas, encontró sitios adecuados para sus necesidades y para jugar con mi familia.








