Por: Pedro Javier Jiménez
El Cortijo Tigre si, Delfines no..
En el Huila necesitamos liderazgos firmes, frenteros, propositivos e ideológicamente ubicados. Es una verdadera jartera para quienes creemos en el desarrollo de la región ver cómo los “delfines” verdes, azules y hasta rojos se mueven únicamente en función de la percepción y la conveniencia electoral del momento, olvidando el camino y la coherencia que cada uno ha construido.
El caso más reciente es el del delfín verde, que hace unos días publicó una columna más que salamera, exaltando el fervor que genera el “tigre” en los electores de derecha. Lo hizo olvidando la responsabilidad que tiene de representar justamente a esa misma derecha en los espacios de debate, donde en lugar de rugir parece un invitado silenciado. Nada que ver con un tigre; más bien un gatito que asiente a todo lo que el gobierno departamental plantea.
Además, no solo representa la ausencia de oposición, sino que hoy milita en un partido que se declara de centroizquierda. Una incoherencia total con lo que ha defendido durante toda su vida pública. Lo serio sería renunciar al verde, entregar su curul y dejar de cobrar por estar de relleno en un salón sin voces divergentes. Que se prepare con visión su próxima aspiración, porque con discursos de “transparencia” no se alimenta una región que necesita estrategias de crecimiento económico y liderazgos de peso a nivel nacional. El Huila no resiste otro gobernador con actitud provinciana e incapaz de atraer inversión.
Es cierto que el “tigre” genera emociones y mueve fibras. Pero desde ya hay que poner las cartas sobre la mesa: no puede ser el simple reencauche de viejos liderazgos, ni la reedición de lo mismo con otro ropaje. La derecha necesita un reseteo real —no un show como el de Daniel Quintero en el Pacto Histórico— sino una renovación seria, con carácter, para defender el territorio y el país. En ese camino, apenas un par de congresistas lo hacen con voz y autoridad; los demás se conforman con ponerse sombreros y pasearse por los jardines de flores del Congreso como espectadores mudos del retroceso que trae el “gobierno del cambio”.
Y no olvidemos a los delfines rojos: hoy se proclaman anti-petrismo, cuando hace apenas dos años eran la llave para abrir el grifo de la inversión del primer gobierno de izquierda en Colombia. Ojo con esas incoherencias que se disfrazan de fervor opositor.
El Huila necesita cambiar la historia apostando por gente nueva, capaz y decidida, que no dependa de la nostalgia ni del oportunismo, sino que proyecte una región competitiva, con voz firme en el escenario nacional. Estamos a cinco meses de las elecciones parlamentarias y parece que el protagonismo se concentra en quién será el próximo alcalde o gobernador, cuando lo que está en juego es mucho más grande.
Ojo, candidatos: la ciudadanía está cansada de fotos abrazando gente, comiendo empanadas o diciendo que escuchan comunidades. Lo que quieren los huilenses es claridad: qué van a defender, qué proyectos de desarrollo regional van a exigir y cuál será su posición frente a los grandes temas del país, seguridad, salud y educación por citar algunos . La agenda no se trata de posar para la foto: se trata de garantizar calidad de vida para los huilenses.
