Como una jugada estratégica ha sido catalogada la decisión de levantar el bloqueo total que adelantaba la minga indígena, en el peaje Los Cauchos, desde hace 5 días por la visita del Director Nacional de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar el día anterior para inaugurar las instalaciones de la plaza de mercado del municipio del Hobo, para demostrarle a este alto funcionario del gobierno nacional, que en el Huila la sociedad vive un remanso de paz. Ojalá que dicha medida sea definitiva, para no seguir lesionando el bienestar de las familias, que han tenido que soportar recientemente el bloqueo de nueve días que propiciaron el sector arrocero. El día anterior, en el editorial de esta tribuna de opinión, lo expresábamos que luego que los resguardos indígenas recibieron del Ministerio de Educación Nacional un multitudinario convenio de más de 56 mil millones de pesos, para seguir adelantando las actividades culturales y ancestrales. Pero que deben acudir cuando el presidente de la República los convoque para las marchas con el fin de simular multitudes, con el fin de que escuchen sus discursos cargados de prosa retórica barata, sin ningún contenido, lleno de odios y de lucha de clases que no contribuyen a solucionar las grandes problemáticas sociales, económicas y políticas, que se han agudizado desde que asumió el poder.
Con la ostentación de un poder absurdo, llegan en chivas, y buses, traen sus alimentos y bebidas embriagantes, material publicitario y con camionetas de alta gama, para realizar bloqueos detestables, cuyos gastos los pagamos con recursos de los impuestos que pagamos. Los conductores y pasajeros que se encuentran bloqueados, observan que también les estamos financiando sus bacanales, con música estridente que bailan alrededor de las casetas del peaje. Gozan del sufrimiento del sufrimiento y el viacrucis que están viviendo las familias de la región surcolombiana. Ojalá que este funcionario, logre persuadirlos para que regresen a sus territorios y dejen en paz al resto de la población huilense.
Y como si fuera poco el sufrimiento que padecemos en las vías, un grupo minoritario de campesinos afectados por la construcción del Quimbo, bloquearon la ruta 45 en el kilómetro 11 entre los municipios de Garzón y Gigante, generando una parálisis de grandes proporciones en el transito vehicular, con sus nefastas implicaciones sociales y económicas para la dinámica del sector productivo y el bienestar de las familias de este territorio. Y el gobierno nacional se encuentra desentendido de estas problemáticas. Se siguen agudizando y no le prestan la debida atención. Es indispensable que el gobierno nacional asuma el mantenimiento de la vía perimetral a la represa de Betania, que se encuentra totalmente destruida, y que se convierte en una alternativa para circular cuando los indígenas o cualquier otra organización social con la anuencia del ejecutivo, se les dé por bloquear esta ruta. Carecemos de autoridad.
