Durante el Viernes Santo, la Iglesia Católica conmemora con solemnidad y recogimiento la pasión y muerte de Jesucristo. En este contexto, uno de los momentos más significativos para los creyentes es la meditación de las siete palabras que Jesús pronunció en la cruz, consideradas como un testamento espiritual que resume su mensaje de amor, perdón y salvación.
Este acto litúrgico, también conocido como “Sermón de las Siete Palabras”, se lleva a cabo tradicionalmente en horas de la tarde del Viernes Santo, especialmente entre el mediodía y las 3:00 p. m., tiempo que —según los evangelios— corresponde al lapso en que Jesús estuvo crucificado. Durante este momento de reflexión, se invita a los fieles a contemplar el dolor de Cristo, su entrega absoluta y la profundidad de su sacrificio por la humanidad.
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Las siete palabras de Jesús en la cruz:
- “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23,34)
Jesús intercede por quienes lo crucifican, revelando la profundidad de su misericordia incluso en medio del sufrimiento. - “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23,43)
Dirigida al “buen ladrón”, esta frase es símbolo de esperanza y redención para todos los pecadores arrepentidos. - “Mujer, ahí tienes a tu hijo… Hijo, ahí tienes a tu madre” (Juan 19,26-27)
Jesús encomienda a su madre, María, y al discípulo Juan, instaurando un nuevo vínculo espiritual entre todos los creyentes. - “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Marcos 15,34 / Mateo 27,46)
Esta expresión refleja la angustia humana de Jesús y su identificación con el dolor de todos los que sufren. - “Tengo sed” (Juan 19,28)
Más allá de la necesidad física, esta palabra expresa el deseo profundo de Jesús de cumplir su misión hasta el final. - “Todo está cumplido” (Juan 19,30)
Con esta frase, Jesús declara que su obra redentora ha sido completada, y que el plan de salvación ha llegado a su cumplimiento. - “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23,46)
Son las últimas palabras de Jesús antes de morir, con las que se entrega plenamente al Padre con confianza y amor.
Una tradición de profunda espiritualidad
En muchas parroquias del mundo, las siete palabras son meditadas por sacerdotes o laicos, acompañadas de cantos, silencios, lecturas bíblicas y reflexiones que ayudan a los fieles a profundizar en el misterio del sacrificio de Cristo. Esta práctica no es solo una evocación del sufrimiento, sino una invitación a la conversión y al perdón, especialmente en tiempos como la Semana Santa.
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