Diario del Huila

 Ser abuelo: cuando el amor se vuelve legado

Ago 1, 2025

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Por: Harold Salamanca

Recientemente  mi nieto José Valentino cumplió su primer año de vida. Es imposible escribir estas líneas sin que el corazón se desborde. Porque ser abuelo no es simplemente un nuevo rol: es una revelación. Es volver a amar desde un lugar más sereno, más sabio, más libre de urgencias. Es la oportunidad de mirar la vida con los ojos de un niño pero con el alma de quien ya ha vivido.

El escritor estadounidense Alex Haley escribió alguna vez: “Los abuelos nos espolvorean un poco de polvo de estrellas sobre nuestras vidas”. Hoy, yo siento que José Valentino ha hecho lo mismo conmigo: ha encendido una chispa nueva, ha reencantado mis días con su risa, sus pasos torpes, sus primeras palabras. Con él, el tiempo no pesa: se transforma en ternura, en abrazo, en juego.

Ser abuelo es, quizá, el acto de amor más puro. Porque ya no se trata de educar ni de corregir, sino simplemente de estar. De ofrecer un amor sin exigencias, un refugio sin condiciones. Es, como escribió Victor Hugo, “un poco padre, un poco maestro, un poco amigo… y totalmente cómplice de la infancia”.

En este primer año de José Valentino, he entendido que no hay edad para empezar de nuevo. Que cada arrullo, cada historia contada al oído, cada risa compartida, es un capítulo nuevo que escribimos juntos. Él aprende a caminar, y yo  aprendo a vivir una nueva etapa. Él descubre el mundo, y yo descubro nuevas razones para agradecer a Dios por la vida, por la familia.

La vida nos da regalos que no pedimos, pero que cambian para siempre nuestro corazón. Ser abuelo me ha enseñado que el legado más valioso además de los logros, los reconocimientos, es el amor que sembramos en los que vienen detrás. José Valentino es mi nieto, y corre por sus venas  mi historia. Y yo, cada vez que lo veo, me veo también renacer.

Hoy celebro su primer año de vida, con la emoción de quien ha vuelto a empezar. Porque sí, ser abuelo es una segunda oportunidad. Y en esta etapa como escribió Gabriel García Márquez “no se envejece por cumplir años, sino por renunciar a los sueños”. Y yo, gracias a mi nieto, sigo creando sueños cada vez más grandes. Feliz cumpleaños mi José Valentino. hsalamanca@fundacionsalbo.org

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