Laura Gallego Solís, abogada y activista ciudadana recientemente elegida como Señorita Antioquia, presentó su renuncia irrevocable al título ante la Organización del Concurso Nacional de Belleza. La decisión se produce en medio de una intensa controversia generada por sus posturas políticas expresadas públicamente, las cuales desataron una ola de rechazo en redes sociales y medios de comunicación.
La polémica se exacerbó tras la difusión de videos en los que Gallego Solís entrevistaba a precandidatos presidenciales de la derecha colombiana. En uno de los clips, la entonces reina de belleza planteó una pregunta con connotaciones violentas, refiriéndose directamente al presidente Gustavo Petro y al exalcalde de Medellín Daniel Quintero.
«En el desierto tenés una pistola con una bala, te sueltan a correr a Gustavo Petro y a Daniel Quintero. ¿A quién le das la bala?», preguntó Solís. Tras la respuesta del entrevistado, ella añadió: “Y un cachazo a Petro, pues, al menos”.
A pesar de la interpretación de apología a la violencia que surgió en la opinión pública, la abogada declaró posteriormente a W Radio que el uso del término «bala» fue una «analogía» y que no está de acuerdo con la violencia.
Argumentos en la Carta de Renuncia
En su misiva, publicada en Instagram, Gallego Solís no se retractó de sus opiniones, sino que argumentó estar siendo víctima de señalamientos por su postura política, incluso de parte de las figuras que cuestionó.
Aseguró que ha recibido «ataques públicos provenientes de figuras como Daniel Quintero y Gustavo Petro». Indicó que las críticas representan una incoherencia por parte de quienes dicen defender la libertad y se escandalizan cuando una mujer ejerce ese derecho. La razón principal de su renuncia es su negativa a que el título le impida expresarse sobre la política nacional. «Me niego a que una corona se convierta en mordaza», precisó.
La ex Señorita Antioquia concluyó su mensaje indicando que se retira con la frente en alto y con la convicción de haber demostrado que una mujer no debe limitarse a ser bella y obedecer, insistiendo en que su dignidad no se negocia por fama o aplausos.










