Diario del Huila

Se nos fue Chelita

Mar 19, 2025

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DESHOJANDO MARGARITAS

Por Margarita Suárez


Me ha dolido profundamente el fallecimiento de Chelita (Arcelia) Botello de Osorio, madrina de bautizo de mi hermano Pedro Hernán. Fue una amistad de toda la vida, con la comadre, como se llamaban mutuamente con mi madre, que era la madrina de Héctor Javier. Qué coincidencia, ambos fueron alcaldes de Neiva. El único esposo de Chelita fue el ex magistrado Jaime Osorio Rodríguez, profesional brillante, asesinado vilmente por la guerrilla en el Tolima. El gran amor de Chelita, aparte de su esposo a quien siempre admiró y quiso a pesar que en los últimos años de vida de Jaime no estuvieron juntos, fueron sus cuatro hijos: Jaime, Héctor Javier, Ramón Alberto (Cuco) y Jorge Enrique Osorio Botello. Su satisfacción más grande era hablar de ellos, resaltar sus éxitos y acompañarlos en los momentos difíciles, una madre ejemplar. Admiré su compostura y elegancia, con impecables modales. A pesar de estar cerca de los 90 años de edad, no se bajaba de los tacones y mientras se mantuvo en pie, antes de la enfermedad que se la llevó, le gustaba estar maquillada y usar a diario aretes, anillos, cadena, reloj y pulseras. Chelita fue la mejor amiga de mi madre, Marina Trujillo de Suárez, se conocieron desde su juventud viviendo en Garzón y se reencontraron en Neiva. Conservaron su amistad hasta el día de la muerte de mi mamá, el 5 de julio pasado. Quiso el destino que en los últimos años fueran vecinas en la misma Torre del edificio Altos de la Leyenda en Neiva. Chelita vivía en el primer piso y mi madre en el sexto, ambas ya mermadas en su salud. Se veían con frecuencia para jugar cartas, su “deporte” favorito. La jugarreta de toruro duraba toda la tarde. Tristemente fueron falleciendo una a una las integrantes del grupo, quedan muy pocas. En alguna época eran tantas que, en los cumpleaños de todas ellas, que siempre celebraban, había que organizar tres mesas de siete personas cada una. Después, era difícil completar una sola, mis hermanas jugaban para cubrir los espacios vacíos. Se fueron apagando nuestras “cuchitas” como les dice con cariño mi sobrino Pipe Ortega. Chelita será recibida en el Cielo con honores y encontrará su grupo de amigas para jugar partidas de cartas. Descansa en paz querida Chelita, te quisimos mucho.

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