Después de los ataques, ofensas, madrazos y amenazas entre otras formas irrespetuosas por parte del ejecutivo contra el Congreso de la República porque no le han querido aprobar sus iniciativas como los ha querido imponer el presidente Gustavo Petro Urrego, sin tener en cuenta a los demás actores de la vida política y económica del país, quienes tienen toda la autoridad de opinar y expresar sus formas de pensamiento a tales proyectos de Ley que cursan en el legislativo. Es absurdo que se quieran imponer sus ideas populistas llenas de odios, sesgos ideológicos y como si fuera poco, fuera de la realidad en que se debate la sociedad colombiana. La pretendida Consulta Popular que buscaba ser aprobada por las mayorías del Senado de la República, fue hundida por una estrecha margen de 49 votos negativos, frente a los 47 votos de los congresistas que votaron por el Si. Esta es la democracia y hay que respetarla. Como perros rabiosos liderados por el ministro del Interior Armando Benedetti, se abalanzaron contra el secretario de la Corporación que es considerado como el notario de los votos que depositan los integrantes del Congresos. No hay derecho que todos unos gobernantes que lideran la clase política y que defienden los intereses del gobierno nacional, hayan protagonizado semejante espectáculo de violencia, en una sesión que estaba siendo transmitida por todos los medios de comunicación y las redes sociales, a todos los colombianos y al mundo en general.
Y como respuesta del presidente de la República que se encuentra de visita al país más grande en extensión del Mundo, China, junto a su amplio séquito de más de 40 funcionarios que lo acompañan (financiados con el presupuesto nacional), aprovechó a través de su alocución presidencial, otro discurso incendiario, donde amenaza a toda la sociedad colombiana de auspiciar otras movilizaciones sociales, que pueden volver a revivir en algunas ciudades de Colombiana, los estallidos sociales de ingratos recuerdos que contribuyeron a la destrucción de la estructura productiva del país, generación de terrorismo, taponamientos, asesinatos, masacres, saqueos de establecimientos comerciales e industriales, daños al sistema general de transporte, quemas de vehículos y a establecimientos bancarios y comerciales, entre otros, que dejaron zozobra y muerte a las familias colombianas. Todo lo anterior para obligar a las instituciones democráticas para que aprueben sin discusión alguna sus iniciativas salidas del contexto real de la realidad nacional.
Paralelo a lo anterior el Senado volvió a revivir la Reforma Laboral que se encontraba hundida por la Comisión Séptima del Senado. Ante tal desespero, esta iniciativa del presidente Petro, empieza la discusión el próximo lunes, con un mensaje de urgencia e insistencia del ejecutivo con el fin de que se apruebe antes de finalizar las presentes sesiones ordinarias el próximo 20 de junio. Solo le quedan 36 días para aprobarla o rechazarla.







