Cuando acudimos a comprar o adquirir servicios en los establecimientos comerciales que funcionan en los municipios, el comentario generalizado es la preocupación de los propietarios porque están siendo citados a las montañas del departamento, para que paguen tributos a las organizaciones criminales que día tras día se están incrementando de manera exponencial en el territorio huilense. Desde que asumió el gobierno del cambio, toda la dinámica productiva se ha visto permeada por la presión de estos grupos subversivos, que son inclementes e insaciables para hacer efectivas las vacunas. Aunque los áulicos del actual primer mandatario de los colombianos no aceptan que se estén presentando estos casos de extorsión, porque viven en la estratosfera y aislados de lo que ocurre en el contexto nacional, generando distorsiones en la difusión de las redes sociales que provienen de las detestables bodegas que han contribuido a la polarización política en nuestro país.
Durante el fin de año, las vías que integran los departamentos del Huila y Cauca se han incrementado las amenazas contra los conductores que circulan por estos corredores viales, los cuales son obligados a pagar vacunas y en algunas ocasiones, las camionetas de alta gama son raptadas por estas organizaciones narcoterroristas para ser utilizadas en el cometimiento de sus acciones criminales. Es tal el desespero de sus propietarios, que son obligados a pagar altas sumas de dinero para ser recuperadas. A pesar de los intensos controles que ejercen los organismos de seguridad, este accionar oficial es desbordado por estos delincuentes que están atentando contra la dinámica productiva de estas regiones.
Igualmente, esta casa editorial, pudo escuchar el clamor de algunos comerciantes y campesinos de los municipios del sur del departamento, sobre la forma como están siendo sujetos de estas detestables formas de presiones extorsivas. Les obligar a pagar vacunas, para ejercer sus actividades económicas. No interesan que sean de bajos ingresos. Todos deben contribuir para contribuir con sus acciones narcoterroristas. Ante la impotencia de pagar, algunos abandonan sus negocios y se trasladan a otros lugares del país, inclusive migran hacia el extranjero. Lo anterior es una de las causas, por las cuales la Dian dejan de recaudar sus impuestos, porque dichos actores dejan de producir bienes y servicios. Los que contribuyen a estas organizaciones criminales para que los dejen trabajar, disminuyen los tributos que le pagan al gobierno nacional y a los entes territoriales. Son cada vez más frecuentes los reportes de intimidaciones en todo tipo establecimientos comerciales, industria, minería formal, y transporte público, lo cual no son fundadas estas quejas del sector productivo y no como lo hacen desde el gobierno central, que buscan bajarle vapor a este inconformismo generalizado, donde solo ellos se lo creen, desde los despachos ministeriales. La inseguridad ciudadana y la extorsión, ha desbordado la capacidad de respuesta de las autoridades.
