Después de sufrir una jornada invernal muy severa, los huilenses tendremos que adaptarnos nuevamente al aumento de temperaturas, producto de la llegada de una temporada seca que, de acuerdo con los informes proferidos por las autoridades climáticas, algunas regiones del país tendrán durante los próximos dos meses una temporada seca. Esta se caracteriza por menores precipitaciones y por los riesgos de la ocurrencia de incendios forestales y la disminución de los afluentes hídricos que suministran el agua a los acueductos municipales y veredales. Tradicionalmente ocurre a finales de diciembre y se extiende hasta marzo, con variaciones según la región. Pero dado, las transformaciones del clima que se han venido presentando en las últimas décadas, estos pronósticos están variando frecuentemente. Es indispensable que las autoridades, estén estructurando medidas de contingencia para contrarrestar las amenazas que llegasen a ocurrir y que afecten el bienestar de las familias y el desarrollo normal de las diferentes actividades económicas, como ha ocurrido en otrora.
Para los expertos, no hay duda de que una de las causas de la severidad de la canícula, es el cambio climático, que han aumentado las temperaturas en todo el planeta. Otro factor agravante, menos entendido, pero no menos real, es la creciente sincronía de las olas de calor en todo el globo. No solo en Europa se suda; partes del oeste y suroeste estadounidense están viviendo uno de los veranos más calientes de la historia y se han registrado temperaturas extremas en amplias regiones del planeta. El Huila no es la excepción. Las consecuencias van mucho más allá de la incomodidad. Los días excesivamente tórridos disparan las muertes por golpes de calor, sobre todo en personas mayores. En Europa se han registrado 1.500 fallecimientos por ese motivo. La alteración de los patrones climáticos pone, en riesgo la producción agrícola en zonas críticas para la alimentación mundial. Y el uso de aires acondicionados eleva el consumo eléctrico, justo ahora que la transición energética va a paso lento durante el presente cuatrienio, por lo cual se elevan las tarifas de la energía. Esta situación estresa a las familias de menores ingresos que tienen que verse sometido a la negligencia gubernamental para definir un alivio en estos costos, porque no tienen definida una matriz energética para implementar la aplicación de energías alternativas.
Y aquí entramos a un terreno donde hay múltiples motivaciones y explicaciones. Desde accidentes y descuidos hasta verdaderas organizaciones criminales, pasando por malas prácticas a la hora de cultivar: son las conocidas quemas controladas, que muchas veces se salen de control. Pero, sobre todo, preocupa el segundo factor: es un hecho claro y muy preocupante que expandir la frontera agrícola y apropiarse de terrenos para urbanizarlos sean dos incentivos cada vez más frecuentes entre quienes causan las conflagraciones. Existen pirómanos o descuidos de personas que ocasionan estas emergencias.
