La negociación del salario mínimo para 2025 está en un punto crítico. Disputas sobre productividad y proyecciones de inflación complican el consenso entre empresarios, sindicatos y el Gobierno.
DIARIO DEL HUILA, ECONOMÍA
El proceso de concertación del salario mínimo en Colombia para el año 2025 avanza en medio de tensiones entre gremios empresariales, sindicatos y el Gobierno Nacional. A pesar de los esfuerzos por alcanzar un consenso, las diferencias en las cifras de productividad y las expectativas de los sectores han dificultado las negociaciones, generando preocupación sobre las implicaciones económicas y sociales de un eventual desacuerdo.
Un Debate Marcado por la Productividad y la Inflación
La productividad laboral es un factor clave en la discusión del salario mínimo, ya que históricamente su variación, sumada a la inflación anual, constituye la base para determinar el ajuste. Sin embargo, los datos presentados por el Dane han sido objeto de controversia. Mientras la entidad reportó cifras de productividad que oscilan entre el 1,73 % y el 3,43 %, centros de pensamiento como Fedesarrollo y Anif han señalado inconsistencias, argumentando que estos números no reflejan con precisión el contexto económico actual.
El Banco de la República, por su parte, confirmó una proyección de inflación del 5,2 % para el cierre de 2024 y del 3 % para 2025, cifras que serán determinantes en la mesa de negociación. Según Gloria Inés Ramírez, ministra del Trabajo, «la inflación sigue su tendencia decreciente, lo que representa una buena noticia para trabajadores y empresarios, ya que menores precios se traducen en un menor costo de vida».
Posturas Encontradas en la Mesa de Concertación
Los sindicatos, liderados por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), han insistido en un incremento de dos dígitos, argumentando que los datos de productividad no han sido aplicados de manera justa en años anteriores, lo que ha ampliado la brecha salarial. «Creemos que este año no habrá acuerdo en la comisión de concertación debido a los cuestionamientos del empresariado sobre los datos reportados por el Dane. Insistiremos en dos dígitos», afirmó Fabio Arias, presidente de la CUT.
En contraste, los gremios empresariales han expresado su preocupación por el impacto de un aumento elevado en un momento en que la economía muestra signos de desaceleración. La Asociación Nacional de Industriales (Andi) y otros sectores han propuesto un incremento máximo del 6 %, argumentando que ajustes mayores podrían afectar negativamente la formalidad laboral y la competitividad.
La Metodología del Dane Bajo la Lupa
El Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) ha defendido la metodología utilizada para calcular la productividad laboral, destacando que no ha sufrido cambios desde 2021. Según Piedad Urdinola, directora de la entidad, «todas las estadísticas cumplen con atributos como independencia técnica, coherencia y exactitud». No obstante, los gremios han solicitado mayor claridad en los cálculos y una revisión técnica para garantizar la transparencia del proceso.
Analistas han señalado que una sobreestimación de la productividad podría llevar a un aumento del salario mínimo que exceda la capacidad de la economía para sostenerlo. Mauricio Salazar, director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, advirtió que «subir el salario mínimo más allá de lo que la economía puede soportar podría incrementar la informalidad y limitar el crecimiento salarial de los trabajadores».
Impacto Social y Económico del Incremento Salarial
El salario mínimo en Colombia ha crecido consistentemente por encima de la inflación y la productividad en los últimos años, influenciado en parte por factores políticos. Según Anif, esto ha llevado a una mayor concentración de trabajadores en el nivel salarial más bajo, con un 54,7 % de la población ocupada recibiendo ingresos de hasta un salario mínimo en 2023.
Un ajuste desproporcionado podría exacerbar esta tendencia y afectar a los trabajadores informales y menos calificados, quienes quedarían excluidos de los beneficios del incremento. Por otro lado, un aumento moderado podría no ser suficiente para compensar la pérdida del poder adquisitivo acumulada en años anteriores.
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Hacia un Consenso Responsable
Para Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, es fundamental que la mesa de concertación considere múltiples estimaciones de productividad y adopte decisiones basadas en la realidad económica del país. «No existe un único dato cierto de productividad. Es necesario enriquecer la discusión con diferentes modelos que reflejen las condiciones del mercado laboral», afirmó Mejía.
El debate también incluye la perspectiva de los trabajadores que devengan menos de dos salarios mínimos, cuya productividad, según Fedesarrollo, ha disminuido un 1,2 %. Este dato subraya la necesidad de ajustes salariales que no solo consideren la productividad promedio, sino también las condiciones específicas de los sectores más vulnerables.
Una Decisión Crucial para la Economía Colombiana
La fijación del salario mínimo para 2025 no solo impactará a los trabajadores y empresarios, sino que también tendrá repercusiones en la inflación, la formalidad laboral y el consumo interno. En un contexto de incertidumbre económica y desacuerdo entre las partes, alcanzar un consenso equilibrado será un desafío clave para garantizar la estabilidad y el bienestar de la población.
En este sentido, la transparencia en los datos, el diálogo técnico y la disposición para negociar serán fundamentales para lograr un acuerdo que responda a las necesidades del país. La próxima reunión de la mesa de concertación será decisiva para definir el rumbo de estas discusiones y determinar si es posible superar las diferencias para alcanzar un consenso.
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