El Kremlin elevó el tono frente a Washington luego del anuncio del Pentágono sobre el inicio de la operación militar Southern Spear —conocida en español como Lanza del Sur—, una estrategia enfocada en combatir el narcotráfico en el Caribe y Latinoamérica. Moscú llamó a evitar medidas que alteren el equilibrio en la región y, en particular, en torno a Venezuela.
Dmitri Peskov, portavoz de la presidencia rusa, sostuvo que el gobierno de Vladímir Putin espera que las actuaciones de Estados Unidos “no conduzcan a la desestabilización” y se desarrollen dentro del marco legal internacional.
“Confiamos en que no se adopte ninguna acción que pueda conducir a la desestabilización de la situación en la región del Caribe y en torno a Venezuela, y que todo se haga acorde al derecho internacional”, señaló durante su habitual conferencia telefónica. Peskov también cuestionó el estado actual del respeto a las normas internacionales, al afirmar que se encuentra “en un estado lamentable”.
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El mensaje de Moscú llega en un momento en el que Washington ha reforzado su presencia militar en el Caribe. El portaaviones USS Gerald Ford, la nave más grande y avanzada de la flota estadounidense, se unió recientemente a un despliegue de destructores y buques anfibios que permanecen en la zona desde mediados de agosto. La operación ha coincidido con amenazas directas contra Nicolás Maduro y con la destrucción de cerca de una veintena de embarcaciones en aguas del Caribe y el Pacífico oriental, acciones en las que han muerto al menos 75 personas que, según Estados Unidos, transportaban fentanilo hacia su territorio.
“El hemisferio occidental es la vecindad de Estados Unidos, y la protegeremos”, concluyó el secretario de Guerra estadounidense, Pete Hegseth, al anunciar la iniciativa militar.
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