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Romper una familia es el acto de maldad más grande”: viuda de Miguel Uribe en su adiós

Ago 14, 2025

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Entre lágrimas y con la voz firme, María Claudia Tarazona despidió a su esposo, el senador Miguel Uribe Turbay, en la Catedral Primada de Bogotá. Acompañada de sus cuatro hijos, habló de amor, pérdida y esperanza, y pidió que su muerte no sea en vano en un país marcado por la violencia.

DIARIO DEL HUILA, PRIMER PLANO

La mañana del 13 de agosto quedará grabada en la memoria de miles de colombianos. La Catedral Primada, ubicada en el corazón de la Plaza de Bolívar, se convirtió en un lugar de duelo nacional. Entre campanas y oraciones, amigos, familiares, figuras políticas y ciudadanos de a pie se congregaron para dar el último adiós a Miguel Uribe Turbay, senador del Centro Democrático y precandidato presidencial, asesinado en un atentado en Bogotá el pasado 7 de junio y quien, tras dos meses de lucha en una unidad de cuidados intensivos, falleció el 11 de agosto.

La escena era sobrecogedora: flores blancas adornaban el altar, mientras un silencio solemne envolvía la ceremonia. En primera fila, María Claudia Tarazona, esposa de Miguel, estaba acompañada de sus cuatro hijos y de su suegro, el exministro y periodista Miguel Uribe Londoño. Con el dolor visible en el rostro, pero con la voz firme, María Claudia se levantó para pronunciar un discurso que conmovió no solo a los presentes, sino a todo un país que siguió la transmisión por televisión y redes sociales.

“El momento más desgarrador de mi vida”

Sus primeras palabras fueron un retrato sincero del dolor que atraviesa: “Este es el momento más desgarrador de mi vida”, dijo, mientras sostenía la mano de su hijo menor. Durante casi quince minutos, recordó al hombre, al padre, al esposo y al político que se había ganado el respeto de muchos y que ahora dejaba un vacío imposible de llenar.

Con la frente en alto, relató cómo, durante los dos meses de hospitalización, Miguel “luchó como un titán, como un guerrero”. Dijo que el acto de amor más grande que él le dio fue resistir “semejante brutalidad”, dándole así tiempo para asimilar lo que vendría. “Miguel no quería que se repitiera lo que él tuvo que vivir a sus cuatro años… y hoy, dolorosamente, mi hijo Alejandro está viviendo ese mismo pasado que él tanto temía”, afirmó, evocando la tragedia de 1991, cuando Diana Turbay, madre de Miguel, fue asesinada por las Farc.

Su voz se quebró cuando describió la crudeza de lo ocurrido: “Romper una familia, quitarle a un padre su hijo, a una esposa su esposo, a unos hijos su padre. Es el acto de maldad más grande que pueda existir”.

Gratitud y reconocimiento

Antes de adentrarse en las reflexiones políticas, María Claudia quiso agradecer a la Fundación Santa Fe de Bogotá, donde Miguel permaneció internado. Mencionó al doctor Fernando Hakim, al director Adolfo Llinás y al resto del personal médico que, según dijo, “lo dieron todo, como los mejores médicos que son, pero también como seres humanos”. Les reconoció no solo su capacidad profesional, sino su trato compasivo hacia la familia.

Seguridad y justicia: pilares de su vida pública

En su discurso, la viuda resaltó que Miguel Uribe Turbay siempre creyó que la seguridad y la justicia eran los cimientos indispensables para alcanzar la paz. Sin embargo, aclaró que no los concebía como instrumentos de venganza, sino como garantías para vivir en democracia y en un país donde todos tuvieran cabida.

“Miguel tenía el corazón más generoso para amar y perdonar. Nunca existió en él odio ni rencor”, dijo. Recordó que su esposo defendía una política decente, basada en principios inquebrantables, y que veía la labor pública como un servicio, no como un medio para obtener beneficios personales. Llamó a sus colegas políticos a replicar ese ejemplo, como homenaje a quien dio su vida por sus convicciones.

Un hombre de familia y de sueños

Más allá del político, María Claudia pintó el retrato de un hombre apasionado por la música, el ajedrez, las matemáticas y el humanismo. “Un humano decente, noble y de buen corazón”, lo definió. Relató que uno de sus sueños más grandes era no perderse un solo instante de la vida de sus hijos, en especial de Alejandro, el menor. “Hoy, desde el cielo, cumplirá su sueño y estará cada día de su vida”, dijo, mirando a su pequeño.

Un país en duelo y en crisis

En su mensaje, también hubo espacio para reflexionar sobre el momento histórico que vive Colombia. “Nuestro país atraviesa los días más oscuros, más tristes y dolorosos”, lamentó. Enumeró las muertes recientes de civiles, policías y militares, víctimas de la violencia. Sin embargo, insistió en no dejarse vencer por la desesperanza: “La muerte de Miguel y de cientos de personas decentes no puede quedar en vano”.

Afirmó que el legado de su esposo debe servir como motor para construir una Colombia unida, guiada por el amor, la esperanza y la fe. “Eso, sin duda, es lo que Miguel hubiera querido”.

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El cortejo fúnebre hacia el Cementerio Central

Tras la misa, el féretro salió de la Catedral Primada entre aplausos y lágrimas. Afuera, una multitud lo esperaba para acompañar el recorrido hacia el Cementerio Central, uno de los camposantos más antiguos y simbólicos de Bogotá. Pasadas las 3 de la tarde, Miguel Uribe Turbay recibió sepultura en un acto privado, aunque rodeado de una multitud que no quiso dejarlo partir sin antes rendirle homenaje.

El sepelio cerró dos días de tributos que habían comenzado en el Salón Elíptico del Congreso, donde su cuerpo fue velado y recibió honores póstumos.

El discurso político y emotivo de Miguel Uribe Londoño

Antes de que su nuera hablara, el padre del senador, Miguel Uribe Londoño, tomó la palabra. Con una mezcla de dolor y determinación, hizo un llamado a la unidad nacional con miras a las elecciones presidenciales de 2026. Su mensaje no fue solo un homenaje, sino una advertencia sobre la situación de seguridad en el país.

“Álvaro Uribe vio en Miguel el liderazgo del futuro… Juntos construyeron propuestas concretas sobre las principales dolencias de los colombianos”, dijo, en alusión al expresidente y jefe del Centro Democrático, a quien invitó públicamente a encabezar una gran alianza que devuelva la seguridad.

“Esta guerra tiene culpables y responsables”

Uribe Londoño recordó que la violencia que mató a su hijo es la misma que, décadas atrás, se llevó a su esposa Diana Turbay. “No tenemos ninguna duda de dónde viene la violencia. No tenemos duda quién la promueve. No tenemos duda quién la permite. Tenemos que plantar cara a esto y decir: no más”.

Su tono se endureció al calificar el asesinato de su hijo como un magnicidio y un delito de lesa humanidad. Pidió que caiga “todo el peso de la justicia” sobre los responsables, y prometió dedicar todos sus esfuerzos para que el crimen no quede impune.

Un llamado a frenar la “locura” en 2026

El padre del senador instó a los colombianos a actuar en las próximas elecciones como respuesta al atentado: “Callaron a Miguel, pero no podrán callar la voz de millones pidiendo un cambio”. Enfatizó que el propósito de su hijo —un país sin violencia— debe continuar vivo, y que la clave para lograrlo es la unidad nacional.

Un país que se reconoce en el duelo

La despedida de Miguel Uribe Turbay ha sido un espejo en el que Colombia se ve reflejada: una nación golpeada por la violencia, pero también un país capaz de unirse en medio del dolor. En los últimos días, el caso ha reabierto debates sobre la seguridad, la polarización política y el respeto por la vida en el ejercicio público.

Las palabras de María Claudia Tarazona y Miguel Uribe Londoño trascendieron lo personal para convertirse en mensajes de advertencia y esperanza. Ambos insistieron en que la memoria de Miguel no se quede en un homenaje póstumo, sino que se traduzca en acciones concretas.

Un legado por defender

La muerte de Miguel Uribe Turbay deja un vacío político y humano. Su trayectoria, que combinó juventud y experiencia, lo había posicionado como una figura emergente de la política nacional. Ahora, su nombre se suma a la larga lista de líderes asesinados en Colombia, una herida que la historia del país aún no ha sabido cerrar.

Pero, como dijo su esposa frente a la nación: “El bien siempre prevalecerá”. Ese es el mensaje que sus familiares esperan que guíe a Colombia en los tiempos difíciles que vienen.

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