La calidad educativa es un concepto complejo que no se limita a resultados en pruebas estandarizadas, sino que integra equidad, pertinencia, acceso, permanencia, infraestructura, formación docente, innovación pedagógica y contexto sociocultural.
En nuestro país, la educación es desigual, y poco conectada con la realidad social y productiva. El sistema educativo está fragmentado, con debilidades en seguimiento, evaluación de programas y coordinación entre los niveles (nacional, departamental y municipal). La pobreza, el trabajo infantil, la violencia, la falta de pertinencia educativa llevan a que muchos jóvenes abandonen la educación media o no accedan a la universidad.
Prevalece una visión instrumental de la educación soportada en la memorización, o la preparación para exámenes y pruebas, dejando de lado la creatividad, el pensamiento crítico y la ciudadanía. Sumado a lo anterior existe una debilidad institucional, por los cambios constantes en políticas educativas sin continuidad y alejadas de nuestros contextos. No se ha construido aún de manera participativa e incluyente un proyecto educativo de país que incida en las transformaciones que se requieren. Los Currículos desactualizados auspician la desconexión entre contenidos escolares y realidades locales, científicas y tecnológicas.
Aunque en el actual gobierno el presupuesto ha aumentado, más de 60 billones anuales, el más alto de la historia del país, todavía es bajo frente a estándares internacionales (alrededor del 4,5% del PIB cuando la UNESCO recomienda mínimo el 6%.) Se debe reconocer también como avances: la gratuidad universitaria consolidada como política de estado para los estratos 1,2y3; la ampliación de cobertura, fortalecimiento del SENA, el refuerzo en educación rural e infraestructura escolar con énfasis en zonas apartadas y un discurso transformador que prioriza la educación pública. Sin embargo, al Ministerio de Educación le ha faltado liderazgo para coordinar de manera eficiente las reformas estructurales que conviertan en realidad la narrativa de la educación como derecho y eje del cambio social.
Para mejorar la calidad de la educación en Colombia que sigue rezagada, es necesario priorizar entre otros aspectos: la equidad para cerrar brechas, la formación y dignificación docente a través de un estructurado Sistema de Formación permanente, mejores condiciones salariales y valoración social del maestro, la resignificación del currículo para que sea flexible y pertinente que incluya saberes locales, pensamiento crítico, educación ambiental formación tecnológica y ciudadana; la integración con el mundo laboral y científico, la innovación pedagógica. En síntesis mejorar la calidad exige romper la visión reducida de resultados en pruebas y construir un sistema articulado que garantice equidad, pertinencia, inclusión y ciudadanía critica.
