Diario del Huila

Recordando a Arturo Calle

Dic 2, 2025

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Por: Carlos Tobar

Con ocasión del foro productivo: Historia que inspiran Ideas que transforman, promovido por el Senado de la República en cabeza de la primera vicepresidenta Ana Paola Agudelo, realizado en el salón de la Cámara de Comercio de Neiva del Centro Comercial Oasis Plaza,  que tenía como atractivo conocer la experiencia de la empresa Arturo Calle, de boca de uno de sus altos ejecutivos Carlos Arturo Calle hijo, tuve la oportunidad de recordar una anécdota de mi vida estudiantil en la Bogotá de comienzos de la década de los años 70 del siglo pasado.

Era yo un joven estudiante universitario hacia los años 1970 o 1971 y en mis jornadas diarias tomaba clases a lo largo del día. Tenía algunas horas en la mañana y otras en las tardes, razón por la cual en las horas del mediodía, luego de almorzar, disponía de tiempo para distintos menesteres. Uno de ellos era vitrinear. Caminaba por el centro de Bogotá haciendo la ronda de librerías o almacenes de expendio de música en acetatos, dos de mis aficiones insatisfechas por las limitaciones económicas de una persona de clase media. Igualmente, miraba con interés todo tipo de almacenes donde se expendían los variados artículos de un comercio que ya era importante.

Uno de los que llamaban la atención a personas como yo, de provincia, era la gran variedad de ropa que se ofrecía ya con una calidad destacada en confección y gran variedad de precios, la mayor parte de ellos inalcanzables para nuestra limitada economía. Era como se decía en la época, “alimentar los ojos”, porque no pasaba del antojo ocasional.

En una de esas caminatas recorriendo los andenes de la carrera 10ª de norte a sur llegando a la Avenida Jiménez, sobre el costado oriental, tal vez a la altura de la calle 15 uno de los pequeños locales me llamó la atención. Era un almacén que vendía camisas y pantalones para hombre cuyos productos por el precio parecían atractivos para los compradores. Normalmente, en el comercio una camisa podría variar en su precio entre 20 y 35 pesos. En ese sitio las ofrecían en 7, un precio verdaderamente de ganga. Pero, la sorpresa mayor fue cuando pude constatar la calidad de la confección. Era de verdad sorprendente. La otra característica que me atrajo fue la amabilidad de la atención. Un señor paisa de origen por su hablado a quien acompañaba un asistente bastante diligente. Casi que me abrumaron con su mercancía: pantalones y camisas estuvieron a mi disposición como si yo fuera el cliente más importante. No importaba mi apariencia modesta. Se les notaba el afán de agradar, de dar confianza al comprador algo que era bastante escaso en la Bogotá de la época.

Aunque me tocaba sumar y restar para saber si mis pesos alcanzaban me sentí tentado para tomar la decisión y me decidí a comprar una camisa. Al medirme la prenda mi figura enjuta y de estatura por encima del promedio no casaba: la que me quedaba bien de torso las mangas eran muy cortas y viceversa. Al ver mi cara de desconsuelo, don Arturo (al fin conocía su nombre) me dijo, “no se preocupe mijo”, me tomó las medidas y afirmó, “venga dentro de una semana por su prenda”. Una semana después salí feliz con mi compra.

Con el tiempo me hice cliente y, cada vez que mis ahorros lo permitían adquiría un pantalón o una camisa, sobre todo cuando empezó a fabricar camisas de sport de manga corta especiales para tierra caliente. Me llamaba la atención que cada vez que hacía una compra me tomaba las medidas, como lo hacía con todos los clientes. Al inquirirle por la razón me dijo, “estoy construyendo los patrones de camisas y pantalones de los colombianos”, su medida exacta acorde con la figura de los nacionales. Hecho que me sorprendió pues no había conocido a nadie que trabajara poniendo atención a las características particulares de sus clientes.

Hoy Arturo Calle es una de las empresas emblemáticas de los colombianos. Se que han debido sortear miles de obstáculos en estos más de 50 años de existencia. Sobre todo en un país que no ha tenido gobiernos que protejan nuestro mercado interno que, es defender las empresas, el capital y el trabajo de los colombianos. Ojalá sigan acompañándonos por muchas décadas y por qué no centurias.

Neiva, 01 de diciembre de 2025

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