En Colombia, las placas vehiculares adoptaron en 1988 el diseño actual de tres letras y tres números sobre fondo amarillo reflectante para vehículos particulares, con variaciones en color y serie para usos públicos, diplomáticos y especiales . El primer carácter del sistema alfanumérico no se asigna al azar: refleja la serie y, en muchos casos, el tipo de vehículo o su categoría, facilitando su identificación.
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La clasificación general según la primera letra es la siguiente: letras A–C y G–K se usan comúnmente en vehículos particulares; D–F y L–P son frecuentes entre automóviles de servicio público y carga; Q–T suelen identificar motocicletas; y U–Z se destinan a vehículos oficiales o diplomáticos . Sin embargo, esta relación no es absoluta y hay solapamientos, además de que el usuario puede rematricular el vehículo en otra ciudad sin cambiar la placa.
Para usos públicos y especiales, el color de fondo varía: placas blancas para taxis y buses, verdes para remolques y semirremolques, azules para diplomáticos (con letras de identificación como D, C, M, A, O), y rojas para permisos de carga temporal . Las placas oficiales ponen la letra inicial “O” y vehículos antiguos cuentan con diseños históricos de franjas azules sobre blanco.
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Este sistema alfanumérico y de color ofrece ventajas al permitir un control más eficaz del parque automotor, facilitando la tarea de las autoridades para identificar y rastrear vehículos según su origen y uso . Además, la inclusión del municipio en el pie de la placa ayuda a localizar vehículos registrados en distintas partes del país, promoviendo así la seguridad vial y el orden administrativo.









