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¿Qué es la tos ferina, cuáles son los síntomas y por qué es tan peligrosa en los niños?

Abr 16, 2025

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La tos ferina, una enfermedad respiratoria causada por la bacteria Bordetella pertussis, es más que una simple tos. Esta afección, especialmente peligrosa para los niños menores de seis meses, puede ocasionar complicaciones graves como neumonía y convulsiones. Con síntomas que van desde ataques violentos de tos hasta vómitos y fatiga extrema, es crucial conocer cómo se transmite, sus signos y por qué representa un riesgo significativo para la salud de los más pequeños.

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La tos ferina es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa, provocada por la bacteria Bordetella pertussis. A menudo malinterpretada como una simple tos persistente o resfriado, esta afección puede tener consecuencias graves, especialmente en los más pequeños. Conocer sus síntomas y comprender los riesgos que implica, sobre todo en niños menores de 6 meses, es crucial para su prevención y tratamiento.

¿Qué es la tos ferina?

La tos ferina, también conocida como tos convulsiva, es una infección bacteriana que afecta principalmente las vías respiratorias superiores. Aunque puede afectar a personas de todas las edades, es particularmente peligrosa para los niños menores de un año, quienes están en mayor riesgo de complicaciones graves, incluyendo la muerte. Según el Gobierno de México, la tos ferina se propaga rápidamente de una persona a otra a través del contacto con las secreciones respiratorias de alguien infectado, lo que la convierte en una enfermedad altamente contagiosa.

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Síntomas de la tos ferina

Uno de los aspectos más característicos de la tos ferina es la tos violenta y persistente, que en muchos casos puede ir acompañada de un sonido agudo o silbante al inhalar, lo que se conoce como «gallo». Este sonido, originado por la dificultad respiratoria, es una señal clara de que la persona puede estar sufriendo esta afección. La tos ferina también se distingue por sus ataques de tos intensos, especialmente durante la noche, lo que puede interrumpir el sueño y causar gran incomodidad.

Entre los síntomas iniciales más comunes se incluyen secreción nasal, tos ligera y fiebre baja, que generalmente se asocian con afecciones respiratorias comunes como resfriados o gripas. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, la tos se intensifica y se vuelve más frecuente, provocando ataques violentos que dificultan la respiración y, en algunos casos, pueden llevar al vómito o la fatiga extrema. En niños menores de seis meses, la enfermedad puede progresar rápidamente, llegando a causar complicaciones graves como neumonía, deshidratación o incluso convulsiones.

Duración y evolución de la tos ferina

La tos ferina es notoriamente prolongada, con síntomas que pueden durar entre seis y diez semanas, mucho más que una simple gripa. Este factor la distingue de otras enfermedades respiratorias causadas por virus o infecciones leves, que suelen desaparecer en pocos días. En los primeros días tras la infección, los síntomas pueden ser leves, lo que hace difícil distinguir la tos ferina de un resfriado común. Sin embargo, entre los 12 y 15 días después del contagio, la enfermedad alcanza su punto máximo, con los ataques de tos más intensos y graves.

Gráfico que muestra los síntomas más comunes de la tos ferina.

De acuerdo con MedlinePlus, los peores signos de la enfermedad incluyen vómitos, enrojecimiento de la piel debido a la presión durante los ataques de tos, fatiga severa y, en algunos casos, pérdida de peso. En los adultos y adolescentes, los síntomas suelen ser menos graves, y la recuperación puede ocurrir sin mayores complicaciones. Sin embargo, en niños pequeños y bebés, la tos ferina puede ser mucho más peligrosa.

¿Por qué es tan peligrosa en los niños?

En los bebés menores de seis meses, la tos ferina puede escalar rápidamente hacia enfermedades más graves como la neumonía, convulsiones, o problemas respiratorios serios. La incapacidad de los pequeños para toser de manera efectiva o expulsar las secreciones respiratorias aumenta el riesgo de complicaciones. Además, la tos convulsiva puede interrumpir la alimentación y la hidratación de los niños, lo que lleva a un estado de desnutrición o deshidratación.

En casos graves, los bebés pueden desarrollar una afección conocida como hipoxia, en la que la falta de oxígeno debido a los ataques de tos prolongados puede causar daño cerebral permanente o la muerte. Las convulsiones y el adelgazamiento son otras complicaciones que pueden resultar de los ataques de tos violentos. Es por esto que la tos ferina representa un riesgo mucho mayor para los niños pequeños que para los adultos, que generalmente tienen un sistema inmunológico más fuerte.

Prevención y tratamiento

La mejor forma de prevenir la tos ferina es a través de la vacunación. En muchos países, la vacuna DTP (difteria, tétanos y tos ferina) se administra en varias dosis durante los primeros años de vida, lo que ayuda a proteger a los niños de esta enfermedad grave. Los adultos también deben recibir dosis de refuerzo para evitar ser portadores de la bacteria, especialmente si están en contacto frecuente con bebés y niños pequeños.

Si un niño o un adulto presenta síntomas sospechosos de tos ferina, es crucial buscar atención médica inmediata. El tratamiento temprano, que incluye antibióticos para reducir la propagación de la bacteria y controlar los síntomas, puede ser efectivo si se administra durante las primeras etapas de la enfermedad.

Vacunación infantil como medida preventiva contra la tos ferina.

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