Por: Luis Alfonso Albarracín Palominoalfonso519@gmail.com
De acuerdo con el último informe del Instituto Nacional de Salud sobre los reportes de personas quemadas por pólvora, durante las primeras tres semanas de diciembre del presente año, se han presentado 505 casos en todo el país.
De este total, 185 corresponden a menores de edad. En el Huila se han presentado 7 casos. Somos consecuentes que con la llegada de la navidad y de las fiestas de fin de año, se genera alegría y nostalgia en algunos hogares en Colombia, porque se comparte la alegría con nuestros familiares y allegados.
Esta fecha es la más anhelada por todas las familias. Pero infortunadamente, existen padres de familia y personas irracionales, que no atienden el llamado de las autoridades para evitar el uso de pólvora.
A través de los años, estas costumbres parecen ser repetitivas a pesar de la cantidad de quemados, especialmente de menores de edad, que no atienden el llamado a la cordura y a la responsabilidad que se debe adoptar para prevenir que ocurran estas tragedias en el seno de los hogares.
No bastan los permanentes mensajes institucionales que el gobierno, transmiten a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, con el fin de evitar lesionados que en algunas ocasiones dejan huellas permanentes en su integridad personal y a veces la perdida de vidas que han enlutado a centenares de familias colombianas, en otrora.
Hay que atender el llamado que hacen las entidades gubernamentales para el manejo de la pólvora por parte de personas expertas con mucha responsabilidad y alejado de las familias, especialmente de menores de edad, Sino es así, es mejor abstenerse de usarlas.
Hay que mantenerlas fuera del alcance de los niños. Colombia debería abandonar la pólvora. El uso tan común de este elemento sea de manera informal o incluso en espacios controlados por profesionales, es un riesgo para la salud de los humanos y un ataque directo contra los animales, seres sintientes con quienes compartimos el ecosistema.
Está más que documentado el daño que estas actividades hacen y, sin embargo, no parece haber reflexión alguna sobre la necesidad de cambiar la manera en que celebramos estas fechas. Para evitar tragedias y ser más conscientes de los efectos que tenemos en el entorno, una decisión para estos días debería ser buscar métodos alternativos de celebración. No se trata de abandonar los espectáculos. Hay alternativas que se han usado en el mundo y en Colombia, como los drones con luces, que son mucho más amigables con el medio ambiente y seguros. Es tiempo de repensar la pólvora para evitar que estas fechas estén llenas de tanto dolor.
A mis lectores, les deseo una feliz navidad, que disfruten intensamente estas fiestas, con mucha responsabilidad y fraternidad.
Que Dios nos bendiga siempre.
