En el Huila, la comunidad de La Umbría protege al Águila Real de Montaña, transformando su páramo en un símbolo de conservación y esperanza ambiental.
DIARIO DEL HUILA, HUILA
En el corazón del Huila, el Parque Natural Regional Cerro Páramo de Miraflores se erige como un ejemplo de biodiversidad y conservación. Este enclave, ubicado en el municipio de Gigante, alberga una riqueza de ecosistemas y es hogar de especies únicas, entre ellas el Águila Real de Montaña (Spizaetus isidori), una de las aves rapaces más grandes y amenazadas del mundo según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El inicio de una lucha por la conservación
Hace años, la relación entre los habitantes de la vereda La Umbría y el Águila Real no era armoniosa. La cacería deportiva y el temor por la depredación de aves domésticas ponían en peligro a esta especie sombrilla. Sin embargo, José Willington Yáñez García, residente de la zona, dio un giro radical a esta narrativa en 2015. Junto a su familia, inició un esfuerzo de concienciación comunitaria para proteger al águila y su hábitat.
«Empezamos recuperando un águila juvenil en 2016, la cual entregamos a la CAM y a la Fundación de Aves Rapaces de Pereira. Este acto nos permitió conocer la importancia de la especie y nos impulsó a trabajar por su protección», relata Yáñez, líder del Grupo Ecológico Águila Real de Montaña Yareit.
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La comunidad se une a la causa
El compromiso de José Willington inspiró a los 70 hogares de la vereda La Umbría a sumarse a esta iniciativa. Con el apoyo de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM), los esfuerzos se centraron en educación, investigación y ecoturismo.
Se creó un sendero ecológico de tres kilómetros que combina flora, fauna, gastronomía y turismo rural, convirtiéndose en una herramienta de conservación y desarrollo sostenible. Además, el grupo presentó un Proyecto Ciudadano de Educación Ambiental (Proceda) que les permitió adquirir equipos para monitorear la biodiversidad del páramo.
«Gracias al Proceda, hemos identificado no solo al Águila Real, sino también al oso de anteojos, el puma y una variedad de aves como el Cacique candela y la Novia. Este proyecto nos ha permitido mostrar al mundo la riqueza natural de nuestra región», señala Yáñez.
Impacto y logros
El mayor logro ha sido cambiar la percepción de la comunidad hacia las especies silvestres. Jóvenes que antes practicaban la cacería deportiva se han transformado en defensores del ecosistema.
«Hoy, quienes nos visitan pueden caminar por senderos donde habitan el oso de anteojos y el Águila Real. Nosotros compartimos este conocimiento y promovemos un turismo responsable», afirma Elías Castro, otro habitante comprometido con el proyecto.
Por su parte, Linda Yereit Yáñez Valderrama, miembro de la Red de Niños Observadores de Aves del Huila, resalta el papel de la educación en esta labor. «Mi padre me enseñó a valorar las aves de nuestra región. Ahora trabajo para dar a conocer su importancia y promover su preservación», explica.
Un modelo para Colombia
El trabajo en el Páramo de Miraflores es un ejemplo de cómo las comunidades pueden liderar la conservación de especies y ecosistemas. Desde Gigante, Huila, se envía un mensaje claro: la coexistencia entre humanos y naturaleza es posible cuando se combina educación, compromiso y acción colectiva.
Este proyecto no solo protege al Águila Real de Montaña, sino que fortalece la identidad ambiental de la región, posicionando al Páramo de Miraflores como un referente de conservación en Colombia.
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