Las áreas de siembra en Colombia han decrecido debido a que los productores colombianos han perdido competitividad y rentabilidad como consecuencia de no contar con semillas resistentes a enfermedades y cambios climáticos, maquinaria y equipos de precisión, infraestructura de secado y almacenamiento, vías de comunicación adecuadas y sistemas de riego.
DIARIO DEL HUILA, HUILA
Por: Leidy Catalina Durán Vásquez
La Federación Nacional de Cultivadores de Cereales, Leguminosas y Soya – Fenalce, advierte que la siembra de maíz en Colombia adolece de garantías y enfatiza que el fortalecimiento de este sector requiere voluntad política, acciones bien planeadas y precisas, programas de investigación y transferencia de tecnología de largo plazo, así como recursos económicos suficientes para todos los productores sin excepción.
“Para el sector productivo de cereales y leguminosos y soya es bien preocupante estamos por debajo del promedio mundial algo muy difícil de competir en la agricultura subsidiada en otros países que permiten tener precios por debajo de los nuestros la falta de sistemas de riego en maíz, cebada, soya y de infraestructura en frijol arveja nos han llevado como productores a pensar en alternar otros cultivos que no necesiten infraestructura”, expresó Luis Albeiro Suárez, miembro del comité regional de Fenalce – Huila.
En la actualidad se están importando más de 14 millones de toneladas de grano entre maíz, soya, torta de soya, cebada, trigo y fríjol.
“Los cambios climáticos son una amenaza constante que nos dejan sin capital semilla para volver a sembrar es por ello tan importante pedir al gobierno activar los seguros de cosecha, mayor inversión en el agro colombiano para lograr ser competitivos ante los mercados internacionales”, dijo el agricultor.
Las áreas de siembra en Colombia han decrecido debido a que los productores colombianos han perdido competitividad y rentabilidad como consecuencia de no contar con semillas resistentes a enfermedades y cambios climáticos, maquinaria y equipos de precisión, infraestructura de secado y almacenamiento, vías de comunicación adecuadas y sistemas de riego.
Sumado a esto, no existen seguros de cosecha eficientes, faltan coberturas de precios y tasa de cambio, no se cuenta con mecanismos eficientes de inspección, verificación y control a las importaciones, ni con un sistema de trazabilidad que permita seguir y verificar el uso declarado en la importación, lo cual afecta la formación del precio nacional y la comercialización del producto local.
“El departamento del Huila no es ajeno a los cambios climáticos y a enfrentar un mercado que por más que la federación esté organizada y esté pendiente de las importaciones siempre el contrabando de maíz y frijol entra al país y alteran el precio, los costos de producción están elevados ya que los insumos son cada día más caros y la maquinaria industrial por al alza de los combustibles también han duplicado su valor según los análisis promedio de rentabilidad en el campo hace que las nuevas generaciones se desplacen a las ciudades a buscar futuro y abandonan el campo”, indicó Suárez.
De cara a este panorama, incrementar la productividad del sector es necesario para brindar a los productores nacionales la oportunidad de participar competitivamente en el mercado nacional, mejorando sus ingresos y el bienestar de sus familias.
“Definitivamente no hay una política clara para el sector que le permita ser competitivo y rentable para lograr la deseada soberanía alimentaria. Fenalce está listo para acompañar este gran reto de lograrla, y dejar atrás la fragilidad de la economía nacional”, sostuvo Arnulfo Trujillo Díaz, gerente general de Fenalce.
Fenalce sabe que Colombia cuenta con suficiente potencial productivo para dar un giro positivo, aumentar la producción y cubrir así un porcentaje significativo de las demandas básicas de su población y de la industria, en el mediano y largo plazo. De acuerdo con cifras de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria – UPRA, Colombia tiene 16.046.413 hectáreas potenciales para sembrar maíz, y en 2024 sólo se sembraron 354.931 hectáreas.
Aunque la Federación también es consciente, pese a los avances, que los esfuerzos hechos para incentivar la producción nacional de maíz y lograr ser competitivos no han sido suficientes, en parte por la gran demanda de maíz que incrementa cada vez más la brecha en relación con la producción nacional y los efectos del cambio climático sobre el cultivo, entre otros factores que la Federación conoce y trabaja cada día por mitigar de cara a ser el gran aliado del productor en este reto país que consiste en aumentar la productividad y competitividad del maíz de manera sustentable, principalmente de maíz amarillo, e incrementar la productividad de sistemas tradicionales, sin que esto empeore el medio ambiente o las condiciones de vida de la población rural.
En el Huila
En el departamento, los municipios de Santa María, Colombia, La Plata, El Pital y San Agustín son los más altos productores de leguminosas.
“Se necesitan 440 estantillos o tutores para el amorrado cuando sufren desgaste hay que hacer refuerzo de los entables cada seis meses causando un devastamiento de árboles en las zonas de conservación, se ha mirado la opción de implementar el uso de postes plásticos pero su precio de 36.000 por cada posta nos hace imposibles como campesinos lograr ajustarnos se ha pedido de igual forma al sector medio ambiente que nos permita utilizar la Guadua como cultivo de poda o que los productores tengamos la oportunidad de transportas toletes de Guadua para el tutorado sin tanto trámite porque igual entre más gastos más caro sale cada poste”, dijo el agricultor.
Cualquier iniciativa de transformación requiere cambios estructurales del sector y en particular de las prácticas productivas tanto del sistema tecnificado, como del tradicional, y en esto no solamente se ven implicados los agricultores, sino todos los actores indispensables para lograr una cadena de valor competitiva y sustentable. Dichos cambios deben abarcar desde el entorno de la investigación científica hasta la regulación e incentivo del comercio, y es indispensable contar con el apoyo del gobierno, para lograr los resultados esperados.
“Fenalce viene haciendo grandes esfuerzos en la ejecución de los recursos de los fondos parafiscales, haciendo investigación, extensión y fortaleciendo las asociaciones, pero los recursos no son suficientes; es mínimo para la gran necesidad del sector. Por eso, es importante hacer un llamado de S.O.S. a todas las instituciones y al gobierno nacional, todos los que tenemos que ver con los gremios, que nos reunamos, que hagamos un proceso de articulación con unas líneas gruesas que dé una verdadera respuesta al crecimiento del sector”, expresó el gerente general de Fenalce.
Cifras de producción e importación en Colombia
El maíz es uno de los cultivos más relevantes en el sector agroalimentario en Colombia. En 2024 la producción nacional de maíz amarillo fue de 1.104.517 toneladas, mientras que se importaron 5.920.792 toneladas de este maíz que representa el 84,2% del consumo total; por su parte la producción nacional de maíz blanco fue de 454.677 toneladas, y se importaron 322.103 toneladas, el 41,6% del consumo total.
“Las hectáreas de maíz de acuerdo a los terrenos arables mecanizado son muy grandes en Villavieja, Campoalegre, Neiva, Palermo, Yaguará, Algeciras, Tesalia, Paicol pero la falta de distrito de riego”, indicó el agricultor huilense.
Con estas cifras se evidencia que Colombia consume maíz a un ritmo mayor al que lo produce, dependiendo cada vez más del maíz traído desde Estados Unidos, principalmente, importando de este país el 99% del total de maíz amarillo importado y el 100% del total de maíz blanco importado, en 2024.
El país se encuentra hoy en día en una posición de vulnerabilidad, y la tendencia observada es preocupante, ya que un incremento en la oferta mundial de maíz que lleva a precios internacionales muy bajos y sin barreras arancelarias, acelera las importaciones con el tiempo.
“Falta en nuestro departamento de una verdadera iniciativa gubernamental que nos ayude a salir de la crisis se produce apenas para el consumo y quedamos pendientes de lograr mayores resultados para un mercado exigente, hoy se transforma la materia prima y contamos con tortas proteínicas silos de maíz sorgo que se utiliza para alimentación pecuaria y no alcanza a llegar a su estado de consumo para la población esto hace que se mermen también la productividad de grano”, concluyó.
Sumado a esto, a pesar de la relevancia de este cultivo, Colombia presenta bajos índices de productividad promedio de maíz en comparación con los principales países productores. En 2024, el rendimiento promedio para maíz tecnificado en Colombia se situó en 5,84 t/ha, mientras que, en Estados Unidos, según el USDA fue de 11,4 t/ha, siendo el promedio mundial de 6,1 t/ha.








