Como un preámbulo a la visita que tiene previsto el presidente Gustavo Petro Urrego para presidir las protestas sociales en Cali, las organizaciones subversivas han desatado una violenta oleada de 24 actos terroristas en algunos municipios del Cauca y Valle, afectando el bienestar de sus habitantes y daños a la infraestructura productiva de esta región. Son dantescas e infrahumanas las imágenes que están difundiendo los medios de comunicación y las redes sociales, sobre las 8 personas fallecidas y 53 lesionados que se encuentran siendo atendidos en los centros hospitalarios de Cali y Popayán. Es absurdo que el ejecutivo siga promoviendo marchas, en medio de un panorama muy crítico que está viviendo el país, por el atentado que le hicieron el fin de semana anterior, contra la humanidad del senador y candidato presidencial Miguel Uribe Turbay, que se encuentra en cuidados intensivos, luchando por sobrevivir en la clínica de la Fundación Santafé de Bogotá. Este hecho ha generado un rechazo unánime de todos los sectores políticos, contra el gobierno nacional y que ha provocado la unión de toda la sociedad colombiana, incluyendo los sectores que contribuyeron a elegirlo primer mandatario de los colombianos y que ahora se han convertido en sus más férreos opositores.
El ejecutivo, solo lo están acompañando los áulicos que todavía le creen todo lo expresado en los discursos incendiarios llenos de odios, amenazas, ofensas, lucha de clases y madrazos pronunciados en todas convocatorias a las movilizaciones sociales que han promovido. Todos sabemos que, con estas actitudes, han contribuido a polarizar políticamente más a la Nación. Consideramos que debe bajar la intensidad a esas detestables formas de expresiones violentas, que no le están generando réditos electorales, sino más rechazos por parte del constituyente. Lo anterior, les va a pasar factura en las próximas elecciones, así no lo quieran aceptar desde la Casa de Nariño. Deben aterrizar. Este país no aguanta más acciones gubernamentales que promuevan esta clase de políticas que conduzcan a fomentar el deterioro de la paz y la armonía en los hogares colombianos.
Desde esta casa editorial, convocamos a la opinión pública para evitar los enfrentamientos ideológicos y los mensajes ofensivos, a través de los medios de comunicación y redes sociales. La profunda crisis social, económica y política en que se debaten las familias colombianas, reflejan el deterioro progresivo de la calidad de vida que están presentando, producto de la incongruencia en la aplicación de los instrumentos de la política económica por parte del gobierno nacional y por el aumento de la más cruda violencia terrorista que haya vivido el país durante el presente siglo. No es el momento para seguir generando ambientes de enfrentamientos entre los diferentes actores de la opinión pública nacional. El palo no está para hacer cucharas, como lo expresaban nuestros ancestros. Nuestras oraciones para una pronta recuperación del Senador Miguel Uribe Turbay.
