En los últimos meses el precio del café ha alcanzado valores históricos en la Bolsa de Nueva York manteniéndose por encima de los US$4 por libra, elevando consigo el precio de la carga comprada por la Federación Nacional de Cafeteros a valores que superan los 3 millones 400 mil pesos. Inicialmente esta alza se debió a condiciones difíciles de corregir en el corto plazo en los principales países productores como Brasil y Vietnam, generando un desbalance entre la demanda global por el café y la capacidad de su oferta. En teoría, estas condiciones no han cambiado y deberían sostener el precio del café durante varios meses más. Sin embargo, en los últimos días la carga en Colombia ha caído más de 400 mil pesos, y muchos se preguntan: ¿A qué puede deberse esto?
La demanda de café a nivel mundial se ha mantenido creciente desde hace varias décadas, así que si la demanda se ha mantenido e incluso crecido, analicemos la oferta. Empecemos por Brasil, ya que es de lejos el mayor productor de café del mundo. El gigante sudamericano lleva varias cosechas afectadas por heladas y sequías, impactando la producción hasta el punto en que las exportaciones de café arábica y robusta brasileña se han visto verdaderamente comprometidas.
Al otro lado del mundo, en Vietnam, quien es el principal proveedor de robusta, la falta de lluvias redujo considerablemente la oferta, creando un panorama de escasez que elevó los precios a niveles no vistos en años.
Estas alteraciones de peso, que se conocen como “fundamentales”, llevaron el mercado a subir de manera acelerada, impulsado también por un agente que la mayoría de caficultores desconoce pero tiene una contribución altísima en su día a día, y son los fondos de inversión. Estos fondos, viendo la oportunidad en la tendencia alcista del café en la bolsa de valores de Nueva York, donde cotiza el café como commodity independiente, tomaron posiciones largas y contribuyeron a empujar el precio aún más alto. Pero como dijo Isaac Newton, todo lo que sube, eventualmente tendrá que bajar.
En solo unos días, la cotización en la Bolsa de Nueva York ha corregido cerca de un 10%, arrastrando consigo el precio interno en Colombia, que cayó casi 400 mil pesos por carga en la última semana. ¿Qué pasó? ¿Acaso cambiaron las condiciones de producción en Brasil y Vietnam? No realmente.
En resumidas cuentas, lo que cambió fue el comportamiento de los especuladores y grandes compradores. Los fondos de inversión que inflaron el precio con sus apuestas a la escasez comenzaron a retirar dinero y tomar ganancias tras el rally alcista. Por otro lado, dentro del principio de oferta y demanda, la demanda inmediata se agotó y cuando dejaron de aparecer compradores dispuestos a pagar esos precios récord, el mercado entró en caída. Me es imposible asegurar si esta caída se mantendrá en el tiempo o corregirá su rumbo en los próximos días, porque ya no depende de los reportes de producción disponible y demanda, sino de la especulación de agentes externos a la cadena de producción del café.
¿Qué enseñanzas trae esta volatilidad?
Para mí como exportador, esta alza reciente me ha permitido entender aún más a fondo que el mercado del café es altamente volátil y por condiciones que se salen incluso de su lógica comercial. Subidas y bajadas como estas no son nuevas y seguirán ocurriendo con el pasar de los años, y aprender a comprender y actuar en diferentes contextos nos dota de experiencia para el futuro.
Pero lo más importante es que los productores, que son el corazón de toda la industria, comprendan que los buenos tiempos no duran para siempre. Así como los malos tampoco. A hoy los márgenes son todavía amplios y el precio de compra bueno, y por eso su responsabilidad es aprovecharlos con inteligencia. Este es el momento que han estado esperando para ahorrar, invertir en infraestructura, innovar, mejorar la eficiencia productiva de su finca y prepararse para cuando el ciclo vuelva a dar la vuelta.
Con el aroma de un café 100% colombiano, los saludo,
Santiago Ospina López
