El DANE reportó que en 2024 el 11,5% de los colombianos vivía en pobreza multidimensional. El Huila presentó un leve descenso hasta el 10,9%, aunque las zonas rurales del departamento siguen siendo las más golpeadas.
DIARIO DEL HUILA, ECONOMÍA
La pobreza multidimensional en Colombia continúa siendo uno de los mayores desafíos sociales y económicos del país. El más reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), publicado en abril de 2025, revela que, pese a una reducción moderada en la incidencia de este indicador, las brechas entre territorios, poblaciones y sectores rurales y urbanos siguen marcando la realidad de millones de colombianos.
En 2024, el 11,5% de los colombianos se encontraba en situación de pobreza multidimensional, lo que representa una caída de 0,6 puntos porcentuales frente al 2023. Si bien esta variación no es estadísticamente significativa, sí consolida una tendencia descendente sostenida desde 2010, cuando el índice se ubicaba en 29,7%. Sin embargo, el dato global oculta las disparidades: mientras en las cabeceras urbanas la incidencia fue de 7,8%, en los centros poblados y zonas rurales dispersas alcanzó el 24,3%, es decir, tres veces más.
Brechas regionales: una deuda histórica
La pobreza multidimensional no golpea de la misma manera a todas las regiones. El informe evidencia que la Amazonía-Orinoquía sigue siendo la más afectada con un 20,3%, aunque allí también se registró la mayor reducción frente al 2023, con una caída de 3,8 puntos porcentuales. Le siguen el Caribe (18,5%) y el Pacífico (11,8%).
En contraste, Bogotá presenta la menor incidencia con un 5,4%, aunque subió 1,8 puntos porcentuales frente al año anterior, lo que prende las alarmas en la capital. La región Oriental también se destaca positivamente, al pasar de 11,1% en 2023 a 8,8% en 2024, con una disminución significativa de 2,3 puntos.
Estas cifras reflejan que el progreso es desigual y que el rezago de algunas regiones continúa atado a la falta de oportunidades en educación, salud, empleo formal y condiciones de vivienda.
Los departamentos más golpeados
El contraste a nivel departamental es aún más dramático. Vichada encabeza la lista con un 70,2% de su población en pobreza multidimensional, seguido de Guainía (49%), La Guajira (39,3%) y Chocó (33,9%). En el otro extremo, Bogotá es el territorio con la menor incidencia (5,4%), seguido por San Andrés (6%), Valle del Cauca (6,2%) y Santander (6,8%).
El caso más crítico lo representa Vaupés, que logró una disminución significativa de 18,3 puntos porcentuales en un año, al pasar de 55,7% a 37,4%, gracias a un aumento en la participación laboral rural. Sin embargo, sigue siendo uno de los departamentos con mayores niveles de privación.

El Huila: mejoras moderadas pero persistencia de desigualdades
En el panorama nacional, el Huila registró una incidencia de pobreza multidimensional del 10,9% en 2024, un punto menos que en 2023 (11,9%). Esto ubica al departamento ligeramente por debajo del promedio nacional (11,5%) y refleja avances moderados en comparación con otras zonas del país.
En las cabeceras huilenses, la pobreza multidimensional fue de 7,6%, muy cercana al promedio de las ciudades del país (7,8%). Sin embargo, el problema se acentúa en el área rural: en los centros poblados y zonas dispersas, el indicador alcanzó el 15,8%, 8 puntos por encima de las cabeceras.
Esto confirma que el rostro de la pobreza en el Huila sigue siendo predominantemente rural, asociado a dificultades de empleo formal, acceso limitado a servicios de salud, rezagos educativos y precariedad en la infraestructura de vivienda.
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Las dimensiones que más pesan: educación y empleo
El análisis del DANE revela que la dimensión de educación es la que más contribuye a la pobreza multidimensional en Colombia, con un 35,9% del total. Le sigue el trabajo (30%), niñez y juventud (13%), vivienda (12,8%) y salud (8,2%).
En zonas rurales, la educación tiene un peso aún mayor (37,2%), reflejando la persistencia de inasistencia escolar, analfabetismo y rezago educativo. En las ciudades, aunque las cifras son mejores, persiste la incidencia del desempleo de larga duración y la informalidad laboral.
En departamentos como el Huila, donde la economía depende en gran medida del agro, la falta de empleo formal y de condiciones laborales estables en el campo refuerza la brecha rural-urbana.

Género y etnicidad: desigualdades adicionales
El boletín del DANE también muestra diferencias según el sexo del jefe del hogar. En 2024, el 12,9% de las personas que vivían en hogares encabezados por mujeres eran pobres multidimensionales, frente al 10,4% en los hogares con jefatura masculina. La brecha de género, que aumentó 0,5 puntos porcentuales frente a 2023, refleja que las mujeres siguen enfrentando mayores barreras de acceso a educación, empleo y recursos.
Desde la perspectiva étnica, el panorama es aún más complejo. Mientras el 9,6% de quienes no se reconocen dentro de un grupo étnico están en pobreza multidimensional, la incidencia llega al 19,8% entre afrocolombianos y al 38,4% en comunidades indígenas. Esto significa que la pobreza entre los pueblos indígenas es cuatro veces más alta que en la población sin autorreconocimiento étnico.
Una mirada histórica: avances lentos
Aunque la pobreza multidimensional en Colombia ha disminuido en 18,2 puntos porcentuales desde 2010, los avances han sido lentos en territorios apartados. La pandemia del COVID-19 en 2020 significó un retroceso, con un aumento de 18,1% a nivel nacional. Desde entonces, el país ha retomado la senda descendente, pero con avances desiguales.
En el caso del Huila, la reducción del 1% en 2024 es positiva, pero aún insuficiente para cerrar las brechas con las ciudades principales del país.
Retos de política pública
Los resultados del DANE plantean retos concretos para la política pública. Primero, fortalecer la cobertura y calidad educativa en zonas rurales, pues la educación es la principal dimensión que explica la pobreza. Segundo, promover la formalización laboral, especialmente en sectores como el agrícola, donde predomina la informalidad. Tercero, mejorar la infraestructura de servicios básicos como agua potable, alcantarillado y vivienda en los territorios más rezagados.
En el caso del Huila, se requiere una estrategia que combine el fortalecimiento de la economía campesina con programas de inclusión laboral y educativa, especialmente dirigidos a jóvenes rurales.

Conclusión: la deuda social persiste
El informe del DANE sobre pobreza multidimensional 2024 muestra luces y sombras. Si bien Colombia logra mantener la tendencia descendente en este indicador, la reducción es mínima y las brechas territoriales, de género y étnicas siguen siendo profundas.
El Huila refleja la paradoja nacional: aunque registra mejoras moderadas y se ubica levemente por debajo del promedio nacional, las zonas rurales del departamento concentran las privaciones más graves, perpetuando un círculo de desigualdad.
La pobreza multidimensional en Colombia ya no puede medirse solo en cifras. Detrás de cada porcentaje están los rostros de millones de personas que aún enfrentan barreras en educación, salud, empleo y condiciones de vida digna. El reto para las instituciones, gobiernos locales y nacionales es claro: avanzar hacia un desarrollo más equitativo que cierre las brechas históricas y garantice oportunidades reales para todos los territorios y poblaciones del país.
Destacados:
- En el área rural de Colombia la pobreza multidimensional triplica la de las ciudades: 24,3% frente a 7,8%.
- En el Huila, la pobreza multidimensional en el campo llegó al 15,8%, ocho puntos más que en las cabeceras urbanas.
Claves de la pobreza multidimensional 2024
- Colombia: 11,5% de la población en pobreza multidimensional (−0,6 p.p. frente a 2023).
- Cabeceras urbanas: 7,8%.
- Centros poblados y rural disperso: 24,3% (tres veces más que en las ciudades).
Caso Huila
- Total, departamental: 10,9% (−1,0 p.p. frente a 2023).
- Cabeceras: 7,6%.
- Rural y centros poblados: 15,8% (8 puntos por encima de las cabeceras).
Tendencia nacional
- Desde 2010, el país redujo la pobreza multidimensional en 18,2 puntos porcentuales.
- La educación y el trabajo son las dimensiones que más contribuyen a las privaciones.

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