El presidente Gustavo Petro anunció la reanudación de acercamientos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), tras nueve meses de suspensión del proceso de paz. El mensaje, dirigido directamente a Pablo Beltrán, busca reabrir el camino del diálogo luego de una etapa de tensiones, ataques armados y crisis humanitaria en el Catatumbo.
DIARIO DEL HUILA, ACTUALIDAD
El presidente Gustavo Petro volvió a poner sobre la mesa la posibilidad de una salida negociada con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el grupo guerrillero más antiguo activo en Colombia. Este lunes 13 de octubre, a través de su cuenta en la red social X (antes Twitter), el mandatario aseguró que es momento de retomar los contactos con la organización insurgente, cuyo proceso de paz permanece congelado desde enero de este año.
“He iniciado contactos con el Clan del Golfo con la intermediación del gobierno de Qatar. Es hora de reiniciar los contactos con el ELN. Le respondo al señor Pablo Beltrán. Pruebe la paz de Colombia. No se necesita destruir una ciudad entera y matar 70.000 personas para hacer un intercambio humanitario”, señaló el jefe de Estado.
El mensaje fue interpretado como una respuesta directa al jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, quien semanas atrás había instado al Gobierno a buscar salidas concretas al conflicto armado. Beltrán afirmó entonces que la guerrilla mantiene “la idea de que sí es posible lograr acuerdos y llegar a una solución política”, enfatizando en la necesidad de transformar las causas estructurales que han sostenido la guerra durante más de seis décadas.
Un proceso estancado por la violencia
El anuncio de Petro se produce nueve meses después de la suspensión oficial de los diálogos, decisión que él mismo tomó en enero de 2025, tras una ofensiva armada del ELN en el Catatumbo que dejó cientos de víctimas y más de 60.000 desplazados. En ese momento, el mandatario calificó los hechos como “crímenes de guerra” y aseguró que el grupo “no tenía ninguna voluntad de paz”.
La ruptura marcó el punto más bajo de las negociaciones iniciadas en 2023, que habían logrado acuerdos parciales en Quito y México, y que se desarrollaban bajo la premisa de una “mesa sociopolítica” con participación de la sociedad civil. Desde entonces, el ELN mantuvo operaciones armadas en regiones como Arauca, Norte de Santander y Chocó, lo que agravó las tensiones y llevó al Gobierno a concentrarse en otros procesos, como los acercamientos con el Clan del Golfo y las disidencias de las Farc.
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Nuevas condiciones para el diálogo
El Alto Comisionado para la Paz, Otty Patiño, ya había anticipado la posibilidad de retomar los acercamientos con el ELN, pero bajo condiciones más estrictas. En entrevista reciente, señaló que cualquier intento de reactivación debía partir de acuerdos humanitarios verificables, especialmente en las zonas más afectadas por el conflicto.
“En la medida en que se logren acuerdos humanitarios que eliminen ese tipo de prácticas, podríamos tener cierta racionalidad en las conversaciones”, explicó Patiño. “Si no logramos establecer un acuerdo mínimo sobre el comportamiento de este grupo en el Catatumbo, será muy difícil avanzar”.
El funcionario también reconoció que el ELN ha cometido atrocidades durante el cese, incluyendo asesinatos, desapariciones y desplazamientos masivos. Por eso, insistió en que el Gobierno no puede legitimar conductas violatorias de los derechos humanos, sino avanzar hacia compromisos concretos que garanticen la protección de las comunidades.
Un nuevo intento de paz
El anuncio de Petro abre un nuevo capítulo en su política de “paz total”, que ha enfrentado múltiples desafíos y rupturas a lo largo del último año. En esta ocasión, el mandatario parece apostar nuevamente por el diálogo, aunque en un clima de desconfianza mutua y con el país observando los resultados de los anteriores intentos fallidos.
La expectativa está ahora en la respuesta oficial del ELN y en la posibilidad de que este gesto presidencial logre reactivar los canales diplomáticos que llevan meses en silencio. En todo caso, el mensaje del presidente busca enviar una señal clara: la paz sigue siendo el eje central de su gobierno, aunque el camino para alcanzarla sea cada vez más complejo.

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