Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
En anteriores columnas he venido describiendo el viacrucis que están sufriendo los pacientes en Colombia por el desabastecimiento de medicamentos que se viene presentando desde hace tres años.
La sociedad colombiana está atravesando un momento muy complejo y difícil, por la agudización que se ha presentado en la prestación de los servicios de salud, cuya responsabilidad constitucional la tiene el Estado Colombiano. Infortunadamente el gobierno nacional ha convertido este tema en un asunto netamente político. Debe ser técnico. Esta crisis se ve reflejada en las interminables colas de pacientes, donde se observan los dispensarios que no les está suministrando los medicamentos, que conduzcan a la recuperación de su estado de salud. Es deprimente mirar la tristeza y el desespero de los pacientes enfermos, cuando el personal encargado de estas oficinas les manifiesta que no tienen en el inventario dichos medicamentos. Se ven obligados a buscar los recursos de su propio peculio o tramitar créditos para adquirirlos. Lo anterior, solo está ocurriendo en el gobierno del cambio. Los estrados judiciales están atestados de demandas por los miles de tutelas que han fallado los estrados judiciales.
Pero la crisis se puede agudizar a partir del mes de octubre. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció un arancel del 100 % a los productos farmacéuticos patentados, a menos que una empresa esté construyendo una planta de fabricación en otros países del mundo. De acuerdo con lo expresado por Carlos Francisco Fernández, presidente ejecutivo de la Asociación de Industrias Farmacéuticas en Colombia (Asinfar), se considera como un golpe quirúrgico quebusca obligar a la reindustrialización farmacéutica bajo la bandera de la seguridad nacional. Con ello, se abre otro capítulo en la guerra arancelaria que el primer mandatario estadounidense impuso a prácticamente todos los socios comerciales de EE. UU. en el mundo, entre ellos, nuestro país. Muy grave este panorama que se nos avecina.
Durante la vigencia 2024, Colombia importó de los Estados Unidos, productos farmacéuticos por un valor de 213.000 millones de dólares, representando un aumento del 300%, respecto a la década anterior, según datos de la base de datos Comtrade de las Naciones Unidas. Así lo han difundido los principales medios de comunicación del país. Por ello, es importante que el gobierno nacional no le ponga trabas al montaje de nuevas empresas norteamericanas que fabriquen estos medicamentos en Colombia, con el fin de que seamos eximidos de este oneroso arancel del 100%, que aumentaría el desabastecimiento de medicamentos a los pacientes que actualmente viven su viacrucis. Esperamos que con las medidas que adopte el gobierno norteamericano contra el país, por los hechos políticos acaecidos en la semana anterior cuando el presidente Petro, desde las calles de Nueva York lideró una protesta social contra el gobierno norteamericano, incitando a la sociedad a desafiar la institucionalidad de esta Nación y que le valió la suspensión definitiva de su visa norteamericana. Ojalá no se produzca una medida que sería nefasta para la salud de los colombianos.
Pese a que los efectos de los aranceles del 100 % al sector de los medicamentos pueden ocasionar un incremento de la crisis de la salud de 50 millones de colombianos, aunque dicha medida afecta también a los demás países latinoamericanos y, por ende, sí podrían obstaculizar el desarrollo de nuevos medicamentos, sobre todo, para contrarrestar o aliviar a los pacientes que sufren de enfermedades huérfanas, o raras.








