Nuevamente la sociedad huilense vuelve a vivir en zozobra por la presencia de la Minga Indígena de los resguardos en las vías del departamento, los cuales fueron trasladados desde sus territorios a Bogotá, los cuales fueron financiados con recursos del presupuesto general de la Nación, para que le aplaudieran el discurso incendiario que pronunció el presidente Gustavo Petro Urrego en la Plaza de Bolívar el pasado 1 de mayo. A su regreso, se asentaron en jurisdicción de los peajes, donde aspiran a seguir generando bloqueos y taponamientos en la Ruta 45, como ocurrieron el mes anterior y que fueron los que supuestamente quemaron y destrozaron el peaje que está construyendo la Concesión de la estratégica vía que permitirá integrar los mercados de la región surcolombiana con el centro del país. Igualmente, las comunidades indígenas que residen en el Huila se integrarán a estas protestas sociales que adelantan a nivel nacional por el incumplimiento de las promesas que les ha venido haciendo el ejecutivo. Además, no les ha garantizado sus derechos y por la ubicación de los peajes en el Huila.
Lo anterior forma parte del creciente ambiente de inconformismo por el accionar gubernamental incoherente y displicente con todas las organizaciones sociales, que una vez fueron utilizadas para votar en las urnas por el actual primer mandatario de los colombianos, se olvidó de las promesas electoreras que propuso en la campaña presidencial. A la fecha solo han sido promesas y retóricas baratas. Parte de sus territorios se encuentran en manos de la criminalidad no solamente a estas comunidades sino a todos agentes económicos del país. Es la triste realidad que estamos viviendo. Los lideres de éstas, deben ser consecuentes con las familias huilenses de no afectar la infraestructura productiva de la región. No somos culpables del desgreño administrativo como están conduciendo los destinos del país. A ellos no les interesa la suerte que están viviendo las familias en general. Viven atendiendo asuntos de la estratosfera y de las nebulosas. Los hechos acaecidos recientemente así lo demuestran.
Ahora que se acercan las elecciones presidenciales y del congreso de la República, van a volver a visitarlos a sus territorios y seguirán sus dirigentes de los sectores políticos afectos al ejecutivo, prometiéndoles esta vida y la otra. Así han empezado en el Huila. Desconocemos la reacción de las familias que se encuentran hastiadas del actual gobierno nacional. A esta casa editorial, nos expresan que solo esperan que terminen este viacrucis a que han sido sometidos durante los últimos 33 meses de mandato. Solo cuentan los meses, días, horas y segundos para que termine pronto este experimento progresista, que solo ha dejado un nefasto impacto para el bienestar de las familias colombianas y para la estructura productiva del país.







