Este miércoles, operadores turísticos del Huila se dieron cita desde temprano en la plazoleta de la Gobernación para alzar la voz, debido a las dificultades que viene enfrentando.
Lo que antes era un llamado de atención se convirtió en un grito colectivo: están asfixiados económicamente, agotados emocionalmente y al borde del colapso por los reiterados bloqueos sobre la Ruta 45.
Con el nuevo cierre vial anunciado por comunidades indígenas, son alrededor de 14 interrupciones en lo que va del año, una cifra que para los empresarios del sector no solo representa pérdidas millonarias, sino también la quiebra de ilusiones, inversiones y empleos.
Raúl Montealegre, representante de los operadores turísticos, expresó: “Queremos decir que somos un gremio que contribuye a la economía de la región, a la imagen y la generación de empleo, y hoy han cambiado las condiciones, y que el sector público nos ayude. Necesitamos contrarrestar esa imagen y percepción de seguridad. Esperamos que el gobernador se acerque y nos ayude con unas iniciativas que tenemos”.
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Y es que, más allá de las afectaciones económicas, el turismo huilense enfrenta una crisis de imagen. A los bloqueos, que paralizan por completo la movilidad de turistas y proveedores, se suma la creciente inseguridad en varios corredores turísticos. Esto ha ahuyentado visitantes y sembrado el miedo en los empresarios.
Pese a los esfuerzos por reactivar el turismo tras los estragos de la pandemia, el gremio siente que está perdiendo la batalla. La Ruta 45, columna vertebral de la conectividad del departamento, se ha convertido en un escenario de constante inestabilidad, donde el desarrollo económico choca una y otra vez contra los bloqueos sociales y la ausencia de respuestas eficaces del Estado.
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