Aníbal Charry González
Ahora que, con motivo de la muerte de Miguel Uribe Turbay que todos lamentamos, la oposición de jauría como carroñeros electorales le atribuye en forma canalla al presidente Petro el atentado criminal, afirmando en forma no menos infame que este Gobierno está eliminando a los líderes de la oposición como nunca antes había ocurrido, agregando mendazmente con terrorismo politiquero que Petro lo que quiere es que no haya elecciones para hacerse reelegir; pertinente resulta recordar como en este país de la corrupción y la violencia generada por la clase política más despreciable que nos tocó en suerte, desde los albores de la República lo que han hecho es utilizar el odio político con el fin de mantener su siniestra vigencia en su miserable beneficio, que comenzó al tratar de matar al mismo Libertador Simón Bolívar por quienes asumieron después el liderazgo de los partidos Liberal y Conservador.
Porque ese odio político asesino que ha vendido en forma conveniente la clase política, ha hecho posible una mortandad sin nombre, convirtiéndonos desde hace mucho rato en campeones mundiales en asesinato de líderes políticos, como que en 1914 comenzamos con Rafael Uribe Uribe, y después con Jorge Eliécer Gaitán en 1948, Rodrigo Lara Bonilla en 1984, y en el año de 1989 con el de 3 candidatos presidenciales de un solo jalón: el de Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro, y el exterminio de más de 6.000 militantes de la UP, sin antecedentes en el mundo, para que ahora estos carroñeros cínicos de la politiquería salgan a chillar que no tienen garantías para hacer política en este gobierno, como si alguna vez las hubiésemos tenido por cuenta de ese odio político asesino que ellos mismos han vendido para asegurar su vigencia en medio del miedo y de la muerte.
Odio político asesino que no ha hecho sino anegar en sangre este país como ocurrió en la época de la Violencia , donde se pusieron más de 300.000 muertos por incitación del fascista Laureano Gómez y la misma Iglesia católica que desde los púlpitos decía que matar liberales no era pecado, para que ahora se diga que la violencia política la ha generado Petro, cuando ese odio político lo siguen vendiendo sus infames acusadores como Vicky Dávila que vino a decir en el Huila en forma bellaca, que el fallo proferido por la Juez que condenó a Uribe era una venganza política, inoculando ese veneno letal con fines electoreros.








