Un innovador estudio clínico reveló una reducción del 48,6 % en los niveles de colesterol LDL utilizando una combinación de obicetrapib y ezetimiba, lo que representa una prometedora alternativa para quienes no logran controlar este factor de riesgo con tratamientos convencionales.
DIARIO DEL HUILA, SALUD
En un hallazgo prometedor para la salud cardiovascular global, investigadores de la Cleveland Clinic han demostrado que una terapia combinada que utiliza un nuevo medicamento llamado obicetrapib, junto con ezetimiba —un fármaco ya ampliamente utilizado— logró reducir los niveles de colesterol LDL, conocido comúnmente como colesterol «malo», en un impresionante 48,6 %. Esta reducción se obtuvo tras apenas 84 días de tratamiento y fue presentada durante la reunión anual de la European Atherosclerosis Society en Glasgow, Escocia. Los resultados también fueron publicados simultáneamente en la prestigiosa revista científica The Lancet.
El colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad) es considerado perjudicial debido a que puede acumularse en las paredes de las arterias, formando placas que estrechan y endurecen estos vasos sanguíneos, lo que incrementa significativamente el riesgo de infarto, accidente cerebrovascular y otras enfermedades cardiovasculares. Reducir estos niveles es una de las metas más importantes en la prevención de eventos cardíacos, especialmente en pacientes de alto riesgo.
Resultados clínicos contundentes
El ensayo clínico de fase 3 involucró a 407 pacientes que, a pesar de recibir terapias estándar para reducir lípidos, aún presentaban niveles elevados de colesterol LDL (superiores a 70 mg/dl). En casi todos los casos, estos pacientes ya estaban bajo tratamientos con estatinas, pero sin alcanzar sus metas de control. Al aplicarles la combinación de obicetrapib y ezetimiba en una dosis fija, los investigadores observaron una disminución del colesterol LDL en un 48,6 %, en comparación con el placebo.
Incluso el obicetrapib en monoterapia mostró resultados significativos: una reducción del 31,7 %. Todos los tratamientos fueron bien tolerados por los pacientes, lo que refuerza la viabilidad clínica de este enfoque.
“Estos resultados respaldan el potencial de utilizar esta combinación de dosis fija para tratar a una población de pacientes que a menudo es difícil de manejar”, explicó el Dr. Steven Nissen, director académico del Heart, Vascular & Thoracic Institute de la Cleveland Clinic y autor principal del estudio.
Un problema global y silencioso
Aunque muchas personas relacionan el colesterol alto con una mala alimentación, hay otros factores que influyen en su aumento, como el sedentarismo, el sobrepeso, el tabaquismo y el envejecimiento. Sin embargo, hay causas genéticas que también pueden elevar los niveles de colesterol LDL, incluso en individuos que llevan estilos de vida saludables.
El colesterol, en sí, no es una sustancia mala. Al contrario, es esencial para el funcionamiento del organismo, ya que transporta grasas que actúan como fuente de energía, forma parte de las membranas celulares y ayuda en la producción de hormonas. El hígado produce alrededor del 80 % del colesterol necesario, mientras que el resto proviene de la dieta.
Existen dos tipos principales de colesterol: el LDL o “malo”, que puede acumularse en las arterias, y el HDL o “bueno”, que ayuda a eliminar el colesterol sobrante de la sangre. El problema surge cuando los niveles de LDL superan los límites saludables, una condición conocida como hipercolesterolemia.
¿Cuáles son los niveles normales?
La Clínica Mayo recomienda mantener el colesterol total por debajo de 200 mg/dl. Se considera “normal-alto” entre 200 y 240 mg/dl, y “alto” por encima de 240 mg/dl. En cuanto al colesterol LDL, lo ideal es mantenerlo por debajo de 100-140 mg/dl, mientras que el HDL debe estar por encima de 35 mg/dl en hombres y 40 mg/dl en mujeres.
Tener colesterol elevado no causa síntomas, por lo que la única forma de detectarlo es mediante un examen de sangre. De ahí la importancia de realizar controles médicos periódicos, especialmente en personas con antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares o factores de riesgo como hipertensión, obesidad o diabetes.
Un futuro con nuevas alternativas
El estudio representa un gran paso en el desarrollo de tratamientos más eficaces para combatir el colesterol elevado, sobre todo en pacientes que no responden adecuadamente a los medicamentos existentes. Según el Dr. Ashish Sarraju, cardiólogo preventivo y autor del estudio, “esta combinación de terapia ayuda a los pacientes con alto riesgo y que necesitan una ayuda adicional para reducir su colesterol y aumentar la posibilidad de alcanzar sus metas”.
Si bien se espera aún la aprobación de esta terapia por parte de las autoridades regulatorias, sus resultados podrían significar un cambio en la manera en que se trata a millones de personas en todo el mundo afectadas por enfermedades cardiovasculares.
En definitiva, mantener el colesterol bajo control sigue siendo una pieza clave para la prevención de complicaciones cardíacas. Este nuevo avance ofrece una opción más eficaz, segura y esperanzadora para quienes buscan mejorar su salud del corazón.









