Nuevamente los integrantes del glorioso ejército nacional que están haciendo presencia en los Centros Poblados de Villa Losada, Gallego y Belén en el municipio de la Plata, defendiendo a las familias que residen en dicho sector del accionar narcoterrorista de las Disidencias de las Farc. Nuevamente y por sexta vez, presionaron a las comunidades para que realicen asonadas contra los organismos de seguridad que los están defendiendo del accionar criminal que impera en este territorio. Ellos son la autoridad en estos territorios. Esta presión irregular se registró el lunes anterior en las horas de la tarde, donde habitantes de la vereda La Guinea, fueron intimidados por integrantes del frente Hernando González Acosta, del bloque central Isaías Pardo, quienes frenaron el avance de las tropas de la Novena Brigada. Lo anterior solo ocurre en el gobierno del cambio. La institucionalidad se siente humillada por los delincuentes, que la han desplazado con la anuencia del gobierno nacional. Es la cruda realidad que perciben las familias donde las once estructuras subversivas siguen desarrollando su dominio territorial en algunas regiones del país. Así digan lo contrario los sectores políticos afectos al ejecutivo nacional. Los hechos reales, los contradicen.
Es importante que las Fuerzas Militares y la Fuerza Pública no bajen la guardia. Sigan persistiendo e inclusive sigan manteniendo junto con las autoridades las investigaciones abiertas para establecer la responsabilidad de los instigadores y continúen reforzando las medidas de seguridad en la zona, considerada estratégica por su conexión entre el Huila y Cauca. Hay necesidad de seguir neutralizando los corredores estratégicos provenientes del Cauca, para tener libres las vías que les permiten sacar la cocaína y la marihuana hacia los mercados de los vecinos países del sur del continente. Lo inaudito, es que son las comunidades que piden la presencia permanente de los organismos de seguridad del Estado, para evitar la creciente ola de asesinatos, secuestros y extorsión de estas organizaciones subversivas que los tienen asolados y amenazados a sus habitantes. Es una dura contradicción.
Hay necesidad de rodear a estos organismos de seguridad para que no desfallezcan en su misión constitucional de preservar el orden, es fundamental para la defensa de la soberanía, la integridad territorial y el orden constitucional del país, así como la protección de la población civil y sus bienes frente a amenazas internas y externas. Esto implica conducir operaciones militares para mantener la paz, la seguridad, restaurar la ley y el orden, y contribuir al desarrollo y la recuperación social del territorio, coordinando con otras entidades del Estado. Pareciera que el ejecutivo viviera en la estratosfera y no se diera cuenta de estos abusos que frecuentemente se están cometiendo en algunas regiones del país. Inclusive, son las mismas comunidades que se agrupan para impedir la captura de peligrosos cabecillas de la guerrilla.







