Yamid Sanabria
Los incompetentes son los verdaderos responsables del daño a las instituciones del país, y los hay de izquierda a derecha; están en todas las esferas del poder público, y los podemos diferenciar en tres categorías: los incapaces de servir, sin determinación y anclados al poder; cada uno por separado o algunos suman todas estas características.
Hace unos días tuve la oportunidad de compartir un espacio con diferentes líderes del país, allí la palabra “servicio” se repetía en múltiples conversaciones, una palabra que representa la grandeza de entender que la actividad pública conlleva a una responsabilidad superior, pero que algunos no lo ven así, como por ejemplo en el 2024 se registraron 838 inasistencias por parte de los senadores de la República, en dicha investigación hacen parte congresistas tanto de la bancada de gobierno como de oposición, y aunque varios presentaron excusas, el colombiano de a pie ve como ellos sí deben trabajar a toda a costa, y eso sin duda es un mal mensaje.
Estos personajes suelen olvidar las regiones, ven a los ciudadanos como sus empleados y se instalan en una lógica de confort capitalino; esto sucede porque lastimosamente han degradado el sistema político al punto de actuar sin determinación o importancia frente a sus electores, especialmente en dos dimensiones, una de poco contacto ciudadano para rendir cuentas y otra de falta de gestión pública para bajar recursos que generen desarrollo local en un país centralista.
Pero los incompetentes también son “conchudos” cuando se quieren quedar en el poder criticando lo que ellos mismos han contribuido a deteriorar o acabar. Que no hable de “cambio” quien solo cambió su nivel de ingresos, y no hable de “recuperación” quien solo quiere recuperar sus privilegios; necesitamos nuevos líderazgos con la gallardía de asumir un país dividido y en búsqueda de oportunidades, que tienda puentes en medio de las crisis que siempre han existido y vendrán.
Finalmente, es bueno tener identificados a esos incompetentes para aplicar un castigo o sanción social, porque gracias a los impuestos que pagamos a diario son empleados, servidores o contratistas del estado para garantizar que las cosas funcionen. El modelo de desarrollo depende del tipo de gobierno (izquierda, centro o derecha), pero la competencia les atribuye una responsabilidad enorme, como dirían las abuelas, esos “zánganos” nos han hecho mucho daño.
