El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, volvió a cerrar la puerta a la posibilidad de un Estado palestino. Durante la firma de un acuerdo para ampliar el asentamiento de Maale Adumim, el mayor al este de Jerusalén, el mandatario afirmó que Israel cumplirá su promesa de expansión territorial:
“No habrá Estado palestino, este lugar nos pertenece”, aseguró en un acto transmitido en directo por su oficina.
El acuerdo, firmado junto al alcalde local, contempla la construcción de miles de viviendas en la zona conocida como E1, con el objetivo de duplicar la población de Maale Adumim de 40.000 a 70.000 habitantes en los próximos cinco años. La inversión supera los USD 1.000 millones e incluye infraestructura vial y mejoras urbanísticas.
Un proyecto polémico
El plan E1, frenado en ocasiones anteriores por la presión de Estados Unidos y Europa, ha sido señalado como una amenaza directa a la continuidad territorial palestina. Su ejecución dividiría físicamente Cisjordania, separando el centro y el sur del territorio y dificultando aún más la conexión con Jerusalén Este.
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El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, acompañó a Netanyahu y pidió acelerar la anexión. “La posibilidad de un Estado palestino está siendo borrada de la mesa, no con eslóganes sino con acciones”, declaró.
Reacciones internacionales
El anuncio desató una ola de críticas. El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó la decisión y la Autoridad Palestina calificó el proyecto como una “anexión progresiva” de Cisjordania. La medida coincide con los planes de varios países de reconocer un Estado palestino en la próxima Asamblea General de Naciones Unidas.
Según cifras de la ONU, en Cisjordania viven tres millones de palestinos y cerca de 500.000 israelíes en asentamientos que la Corte Internacional de Justicia considera ilegales.
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