Diario del Huila

Neiva una ciudad atrapada en el laberinto VICA

Ene 21, 2025

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Por: Juan Sebastián Prieto Perez 

La inseguridad en Neiva no es un tema nuevo, su persistencia y evolución la convierten en uno de los mayores desafíos no solo para esta administración sino no para todos los Neivanos, Desde los barrios más vulnerables hasta las zonas mejor preponderaras enfrentan un escenario que parece ir de mal en peor. Este fin de semana tuve lo oportunidad de sentarme con un amigo experto en seguridad donde hablamos sobre ciertas vivencias y experiencias efectivas en la toma de decisiones en territorios con situaciones similares que vivimos en Neiva, atendiendo la magnitud del problema y las dificultades que enfrentan las autoridades, el me explicaba y analizaba bajo el lente del acrónimo VICA: Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad.

El “laberinto VICA” es una metáfora que se utiliza para describir las condiciones de incertidumbre y complejidad que enfrentan las organizaciones, gobiernos o comunidades al intentar abordar problemas complejos como la inseguridad, la crisis económica o el cambio climático. Se deriva del acrónimo VICA (o VUCA, por sus siglas en inglés), que representa cuatro características clave: Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad. Este concepto nació en contextos militares en la década de 1990, pero hoy se aplica ampliamente a la política, los negocios y la gestión social.

En la inseguridad, la volatilidad es la regla, no la excepción. En Neiva, la inseguridad refleja un problema dinámico y complejo. La volatilidad de las dinámicas delictivas evidencia que no se trata de un fenómeno estático, pues las estructuras criminales se adaptan rápidamente, mientras las políticas públicas reaccionan solo a los síntomas y no a las causas. La incertidumbre agrava la situación, ya que la desconexión entre los discursos oficiales y la percepción ciudadana mina la confianza en las instituciones.

La complejidad del problema radica en sus múltiples causas: desempleo, desigualdad y falta de oportunidades, factores que alimentan fenómenos como el auge de bandas juveniles. La seguridad no puede depender únicamente de más policías o cámaras, sino de estrategias integrales. Por otro lado, la ambigüedad en las prioridades y toma decisiones entre prevención y represión deja a la ciudadanía en un limbo que genera desconfianza sobre tantas promesas incumplidas.

Si bien el panorama es preocupante, aún hay esperanza. Se requiere abandonar las soluciones simplistas e invertir en políticas que aborden las raíces del problema, fomenten la confianza institucional y enfrenten la inseguridad como un desafío sistémico y no meramente reactivo.

El panorama es desolador, pero no irreversible. Abordar la inseguridad en Neiva desde una perspectiva integral exige abandonar las soluciones simplistas y reconocer la complejidad de un problema que trasciende lo meramente policial. Es necesario invertir en políticas flexibles que respondan a la volatilidad, construir confianza a través de la transparencia, y promover una visión integral que ataque las causas estructurales de la inseguridad.

Si algo está claro, es que la inseguridad en Neiva no desaparecerá mientras sigamos atrapados en el laberinto VICA. Necesitamos liderazgo, visión y voluntad política para encontrar una salida. El tiempo apremia, y la paciencia de los neivanos tiene un límite.

El laberinto VICA no tiene una única salida, pero exige liderazgo, visión estratégica y un enfoque sistematico para progresar. Si bien puede parecer interminable, con las herramientas adecuadas y un esfuerzo conjunto, se pueden encontrar soluciones efectivas y sostenibles.

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